He aquí algunas de esas fotos que uno va realizando a lo largo de su estancia en el país nipón a las que es difícil englobar en una categoría uniforme, coherente.
Se trata de peculiaridades, al menos a este humilde narrador se lo parecen, que llaman la atención por tratarse de alguna situación cómica, divertida o simplemente extraña a los ojos de un occidental, aunque, casi con total seguridad, de andar por casa para un nipón de pro.
El curry, un plato muy demandado en Japón, algo diferente al hindú, es tan picante, que lo patrocina Dhalsim, el personaje de Street Fighter que escupía fuego. La marca de la competencia tampoco se queda corta e insinúa, por si alguien no se lo imagina todavía, que el curry que realizan procede de Biohazard (el nombre original de la saga de videojuegos Resident Evil), en el cual, los químicos dejaban a la población "para el arrastre". Con esta publicidad, cualquiera se atreve a probarlos.
Bola extra: lo que se ve en el lateral derecho son latas de refresco que parodian al tanque de Megaman, en todas sus aventuras, que le proporcionan la energía con la que se mueve y dispara. ¿Sólo para robots?
Siguiendo con los iconos infantiles y juveniles, pocas personas habrá de menos de 40 (y unos cuantos también más viejos) en España y el resto del mundo latino que no conozcan las desventuras -más que aventuras- de Novita y Doraemon. Pues el gato cósmico, que en la Piel de toro se conforma con aparecer dibujado en las galletas de una conocida marca, en Japón tiene sus propios bollitos en 3 dimensiones con todo detalle. De colesterol ni hablamos, pero ¿A quién le importa cuando puedes descabezar de un mordisco -estilo Ozzy Osbourne- a cualquiera de estos simpáticos personajillos? Todo lo demás pasa a un segundo plano, como es natural.
Es cierto que la pasión por Captain Tsubasa (Oliver y Benji en su traducción española -bastante infame, como muchas otras en el manga y anime nipón al español-), está ampliamente superado en el archipiélago.
Eso no implica que en ocasiones se pueda observar algún detalle como el que aquí se muestra: una exposición en la zona más destacada de museos de todo Tokio sobre la figura de este goleador y sus amigos. Y es que, cuando un aniversario coincide con el Mundial de Fútbol y la tercera estrella de Orión está en la trayectoria de Libra, hay que aprovechar las coincidencias...
Un conocido mío, para más guasa, llamó a su hijo Tsubasa en honor al futbolista de ficción. A estas alturas del partido, no se puede negar que gente freak la hay por todas partes y Japón está muy lejos de ser la excepción.
Las latas de One Piece, una gran aventura, por otra parte, a la altura de su maestra y competidora, palidecen al lado del packaging, ese anglicismo gastado por los amantes del marketing (traduciendo que es gerundio, empaquetado -o embalado- y mercadotecnia), del agua de Dragon Ball y es que a la botella en cuestión sólo le falta la cabeza para ser el sueño lúbrico de cualquier fan, claro que desenroscar la almendra de Son Goku tampoco parece algo que los seguidores más fieles quieran hacer con mucho ahínco. No en vano, con tintes mesiánicos, el héroe murió y resucitó por salvarnos en múltiples ocasiones.
Tampoco se puede poner uno tiquismiquis por un puñado de yenes.
Si acaso los fans de Freezer, de Cell o de Bu, algunos de sus archienemigos más famosos, verian con buenos ojos esta inclusión...
Por último y fuera de este ámbito marcadamente freak, aunque sin alejarse del todo, ya que, para un servidor, hay pocas profesiones que alcancen esta categoría con tanta perfección como la de político, un cartel de las próximas elecciones locales de Yokohama donde el señor Yamada, el de arriba, es mi candidato favorito.
No tengo ni idea de lo que propone o promete. En cualquier caso tampoco votaría, aunque pudiera, pero cada vez que veo el simpático cartel con la sonrisa y el puño en posición de victoria, casi pueril, una sonrisa se me dibuja en la cara. Si es que tiene cara de buen tío, pese a ser político.
El resto, a su lado y por mucho que intenten ponerse a su altura, lo tienen jodido. Su jefe de campaña, sin embargo, tiene un futuro muy prometedor.
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