sábado, 30 de agosto de 2014

Mascotas III: Gatos (neko,ねこ,猫)

Nyan cat, el gato híbrido de 8 bits
estrella deYoutube desde 2011,
 muy relacionado con Japón
Cerrando el ciclo de los animales de compañía que forman la terna conejos-perros-gatos, toca hablar de estos últimos, por otra parte auténticos reyes sin rival en la Red de redes. No en vano, la estrella de Youtube Nyan cat tiene mucho que ver con Japón, aunque su creador fuera de Tejas. De hecho, nya (que da nombre al mitad félido mitad por-tart) es la onomatopeya de maullido nipona, del mismo modo que miau es la española.

Así pues, desde Garfield y su lasaña hasta la celebrity Grumpy cat, pasando por Félix, Silvestre, Tom (de Tom y Jerry asociados), Don Gato (nuna me quedó muy claro si lo de Don era el tratamiento o era nombre como Don Corleonne de El Padrino, que, coincidencias, también acariciaba un gato en su escena más emblemática), el ácido Salem de Sabrina (más falso que un billete de 3 euros) y el latino más famoso del cine aunque originario del blanco sobre negro, como casi todo, el gato con botas, la veneración por estos animales en infinidad de culturas es de sobra conocida, destacando Egipto por encima de todas las demás.

En Tashiro siempre hay bufé libre de sushi para los gatos
Japón, que rara vez se queda atrás en algo, no iba a ser la excepción en mininos tampoco y cuenta con un culto gatuno envidiable por cualquier otra cultura actual, especialmente en lugares como Tashiro, una isla donde los gatos son los que mandan, durmiendo todo el día, siendo alimentados por los humanos en la mayoría de casos y por ellos mismos cuando les viene en gana y se presenta una ratita presumida o un pájaro de cuentas. En esencia, hacen lo que cualquier gato doméstico: dormir mucho y hacer el gamberro pero de manera adorable, pero con una arenero por isla, más espacio para arañar y multitud de espacios intrincados en los que descansar o por los que trepar. Por este motivo y no otro, la isla es hoy día, destino turístico, con gran afluencia de personal. Ahí es nada.

Ningún gato ha sufrido durante la manufactura de estos bolsos
Es tal la fascinación por los gatos y el mundo felino que profesan las gentes niponas que supone el disfraz (para mujer) más vendido en el archipiélago tras el de colegiala, aunque también es cierto que, como en la mayoría de casos se trata de una cola y unas orejas, en ocasiones ambos se combinan e intercambian con facilidad. Por si fuera poco, los bolsos cabeza de gato (por la forma y por ser una reproducción fiel de la misma) son tendencia actualmente en toda la nación, desde Tokio hasta Fukuoka, desde Nagasaki hasta Hokkaido.

El lacito es de niña, está claro. Y nadie se había dado cuenta...
Es más. Si en la actualidad hay un gato icónico a nivel mundial, capaz de “cazar” mediáticamente a Mickey Mouse, esa es Hello Kitty, que en Japón copa los escaparates de medio país y las niñas y no tan niñas llevan su merchandising hasta donde alcanza la vista, tanto en sus islas como fuera de sus fronteras, hasta convertirse en una parte importante de nuestra cultura global. O eso parecía hasta hace poco, ya que, aunque resulte curioso, recientemente ha aparecido en varios tabloides internacionales que, coincidiendo con su cuadragésimo cumpleaños, sus creadores han considerado que era el momento más indicado para aclarar que, pese a tener cabeza de gato, nariz de gato, ojos de gato, orejas de gato y bigotes de gato, pues Hello Kitty no es un gato, sino una niña. Eso de llamarse además Kitty, será para jugar al despiste… La noticia ha causado tal shock entre los seguidores de Misifú y sus amigos que la mismísima Catwoman debe estar afilándose las uñas en estos momentos como una loca. Se ve que los responsables habían estado liados estos 40 años como para aclarar el detalle. Cosas que pasan.

Rabicorto pero igual de achuchable que otras razas
Hablando ya de gatos reales y para concluir por hoy, la raza nipona por excelencia es la Bobtail en su variante japonesa. Son gatos cuya característica más notable es que tienen un rabo más corto que sus iguales de otras regiones -y con esto, espero que nadie haga la broma que la mayoría está pensando-. Sus apariciones en el mundo del manga y el anime son infinitas. Desde la rivalidad con Arietti o la confidencia con Kiki en dos de las películas por otra parte menos conocidas de Studio Ghibli (no por ello desdeñables, especialmente la primera), pasando por otros menos conocidos pero igualmente importantes, unas veces como secundarios y otras, incluso, como protagonistas, estos gatos gozan de enorme popularidad.

sábado, 23 de agosto de 2014

Máquinas de juego de cartas (geemu kaado mashin, ゲームカードマシン)

Dragon Ball siempre tendrá fans en Japón
Decir que los japoneses son pioneros en el mundo de la tecnología es una perogrullada al alcance de cualquiera con dos dedos de frente. Afirmar que sin ellos nuestra vida sería muy diferente es una consecuencia lógica derivada de nuestra tanto útil como odiosa, bendita y maldita a partes iguales, dependencia digital.

A ellos les debemos, sin ir más lejos, un buen número de videojuegos, consolas y prácticamente el concepto de salones recreativos modernos (que no los Arcades antiguos). Varias generaciones han crecido ya jugando a muchos de sus juegos, con muchas de sus plataformas.

Bien es cierto que gran parte de esta labor le corresponde a Shigeru Miyamoto, del que prometo hacer un monográfico en una edición futura, creador de Super Mario, Donkey Kong, The legend of Zelda, Star Fox y otros tantos. Parece frívola la afirmación siguiente, pero su contribución a la humanidad no es ninguna tontería, dada la repercusión de sus personajes en la mentalidad colectiva. Pocos son hoy los que en el mundo civilizado no conocen al fontanero saltarín, al mono encorbatado o al elfo aventurero.

Máquina Pokemon, fácilmente reconocible
En Japón las máquinas recreativas siguen teniendo mucho peso. Los adolescentes y no tan adolescentes siguen acudiendo en masa a divertirse con los últimos juegos del mercado a cambio de unos yenes. De nuevo, sobre este tema, hablaré más pronto que tarde, pero no hoy, ya que quiero centrarme en unas máquinas particulares que, irónicamente, suelen estar en otra ubicación, en los centros comerciales y otras grandes superficies.

 Los japoneses, especialmente los jóvenes, han sabido aunar dos de sus grandes pasiones, los videojuegos y los coleccionables de sus personajes favoritos del manga. Desde los cromos -usando el anglicismo cards, o más sencillamente cartas, referido a los que son de cartón, que no tienen pegamento por la parte de detrás-, pasando por fichas de plástico -algo similar a los tazos que otrora se pusieron de moda- y otros de diversa ralea.

Utilizan las susodichas cartas y demás como un juego de rol interactivo: éstas, se colocan en las máquinas, que están provistas de un espacio que funciona a modo de lector permitiendo al jugador utilizar aquellas que posea a conveniencia para ganar, tanto dentro del juego como fuera, ya que el mismo ofrece recompensas: a saber, otras más difíciles de conseguir. 

Las máquinas son realmente parecidas entre sí
Naturalmente para jugar es necesario, además de poseer las cards u otros, pagar la partida, como en el resto de recreativas, lo que conlleva un doble desembolso, algo menos asumible para muchos (algunas colecciones actuales superan las 2000 cartas, alcanzando precios, en algunos casos especiales de hasta 8000 yenes y sin visos de terminar pronto). Existen tiendas que hacen negocio exclusivamente revendiendo todos los cachivaches para jugar en las mismas. 

La dinámica suele ser muy similar, tratándose en muchos casos de  juegos de lucha, por lo que la meta es acabar con los contrincantes que la máquina nos ofrezca en lid.
De no ser así, habrá que superar una serie de hitos con las mismas, como si de una aventura gráfica a la vieja usanza se tratase.
La máquina se compone de las mismas partes, aunque visualmente luzca diferente: 

- una ranura para la carta de avatar, de personaje, sin la cual, normalmente, no se puede empezar a jugar.
- otra ranura para las monedas, no olvidemos que el fin es especialmente recaudatorio.
- varios botones para la navegación básica, selección de opciones, etc...
- un espacio central vacío donde el jugador colocará sus cartas seleccionadas y llevará a cabo la partida.
- una pantalla de grandes dimensiones, para ver lo que se está haciendo.
- un espacio interior por donde salen las cartas nuevas, en caso de haber ganado algunas.

Por este precio podría comer una familia entera
En determinadas ocasiones, algunas, las más evolucionadas, permiten partidas de dobles, tanto en colaboración como de uno contra otro, pero suelen ser excepcionales. 

Buena culpa de esta mezcolanza exitosa la tiene la fusión de dos compañías: la juguetera Bandai y la industria del entretenimiento digital Namco, que lejos de crear un pastiche sin futuro, parece que han encontrado la fórmula del éxito en tierras de Nobunaga (por poner un ejemplo y como un pequeño guiño a otro gran juego, aunque de videoconsola). 
Ahondando en los gustos de los jóvenes han aglutinado todo el ocio en máquinas y las han distribuido por doquier. 

No faltan clientes fieles ningún día. En ninguna máquina. Bien es cierto que en Japón hasta el momento no se ha sentido la crisis y los nipones son gente muy metódica, pero pese a todo, tiene su mérito...
 
Máquinas para niñas a las que acaban jugando hombres adultos
Las recreativas de este tipo gozan de una enorme popularidad en varios segmentos de la población, especialmente desde niños pequeños hasta adolescentes pero, en algunos casos, más frecuentemente de lo que cabría esperar, son los adultos los que gozan de una partida a carta descubierta. 

Es más que frecuente ver a familias enteras arremolinadas en torno a estas máquinas (unos cuidando a sus hijos, otros jugando, algunos esperando su turno y otros, presumiblemente de miranda), como ha sido siempre en todas las recreativas de la historia.

sábado, 16 de agosto de 2014

La casa japonesa: las habitaciones (nihon kaoku: heya, にほんかおく:へや, 日本家屋:部屋)



Son las 6 y media de la mañana. Suena la alarma. Hiroshi acerca su móvil y tras ojear los mensajes que han quedado almacenados en las redes sociales durante la noche, se limpia una legaña, abre la persiana corredera y, mientras la luz inunda la estancia, él se dispone a sacar su futón individual a la terraza. 

Es el mismo baile mañana tras mañana. 

Hace un calor húmedo, sofocante, típico del mes de agosto. El coro de cigarras lleva ya cerca de una hora de concierto, aunque nadie le preste atención o quizá estén de vacaciones. Por el rabillo del ojo que tiene abierto se percata de que sus vecinos llevan ya tiempo levantados. La conversación familiar que se escucha en el interior de la casa aledaña y la ropa de cama mecida con la suave brisa de la mañana hacen este hecho inconfundible.

Se ducha. 40 grados a presión son lo mejor para desperezar a cualquiera. No tiene tiempo que perder, tiene que ir a trabajar. La reunión de las 10 se presume crucial. Apura su bol de arroz hervido, el otro de nato, un último de sopa de miso y las verduras, se asea una vez más, coge su maletín y sale por la puerta sin mirar atrás.

Piezas sueltas de tatami
Esta introducción creada a vuelapluma, sin tampoco mucha calidad aunque tratando de enlazar algunos de los temas anteriores pretende introducir el de esta semana, segunda parte a su vez del post: la casa japonesa, salvo que, en esta ocasión la protagonista es la habitación, la alcoba.


Como no podía ser de otra manera, el primer lugar al que hay que mirar es al suelo, para ir alzando la vista y, de este modo, descubrir las poco sutiles y sí enormes diferencias con las casas occidentales.

Las piezas de tatami determinan el tamaño de la habitación
En primer lugar, el suelo de las habitaciones es siempre de tatami en las casas típicas (hay casas mixtas que presentan unas habitaciones de tarima y otras de tatami, pero aquí hablaremos siempre de las casas “a la antigua usanza”, que, por otra parte, se siguen construyendo todavía frecuentemente). Se trata de unas esteras hechas con pajas entrelazadas (con la irrupción de los nuevos materiales sintéticos se han creado otros tipos, aunque no gozan de gran éxito ya que choca con el carácter tradicional que se pretende conseguir) y rematadas en sus lados más largos con una cinta verde con algún tipo de decoración geométrica y nada en los lados más estrechos. 

Las medidas de cada pieza son estrictas: 90cm de ancho, 180cm de largo, lo que hace exactamente el doble, y 5cm de grosor, perfectamente encajadas (a cuchilla prácticamente). Consecuentemente, las medidas de las habitaciones serán siempre múltiplos de 90, ya que si no, sobran espacios. He leído que en Kioto las piezas difieren en tamaño con respecto a otros puntos (son algo más grandes), pero no he llegado a poder contrastarlo. Únicamente lo cito como hecho, sin mayor relevancia, por si a alguien viviendo en Tokio o Saitama se le ocurre la descabellada idea de comprar el tatami en la antigua capital.

A mayor número de láminas, mayor habitación
El olor de un tatami recién colocado es sumamente característico y penetrante, pudiendo incluso llegar a desagradar, si no se tiene mucha experiencia, aunque se difumina con el paso de las semanas. Este tipo de suelo se cambia cada pocos años.

Requiere, por su parte, un cuidado muy específico, ya que no es conveniente que se humedezca, al poder pudrirse con sorprendente facilidad, especialmente teniendo en cuenta que las camas no los son tanto, sino futones de quita y pon.

De aquí se deduce el segundo punto de la exposición, además de que los japoneses en su día a día hacen y deshacen la cama literalmente.

Una habitación japonesa cambia realmente del día a la noche
No se engañen. En Japón hay camas. De las de toda la vida, con su colchón, su somier y demás, pero eso únicamente en las casas modernas. En las old fashioned style o retro, lo que hay son futones, con su capa de abajo, como los colchones de espuma pero más fina, su parte central o futón propiamente dicho en el que el grosor varía en función de la calidad y el precio del mismo (directamente proporcionalmente a su comodidad, todo hay que decirlo) y finalmente una cobertura o colcha, edredón… aquí ya más relacionado con el estilo europeo. Todas las partes suelen enrollarse o plegarse con facilidad. Está muy bien pensado.

El sistema para limpiar esto es tan complejo como sacarlo por la ventana y dejar que el sol, con sus rayos uva, hagan ese trabajo de limpieza (las fundas, sábanas y otros se lavan puntualmente, como es natural), además de otros productos en spray, bactericidas (o eso dicen), por lo que cada mañana y siempre que el tiempo acompañe, el desfile de ropa de cama por las terrazas niponas es algo digno de ver. Se llega a dar el caso en el que las casas aprovechan la orientación para colocarlo según en que parte si es de mañana o pasado el mediodía, por lo que más que futones parecerán girasoles. Bien es cierto que no es un colchón, aunque tampoco es lo más cómodo de mover del mundo, si bien es factible y eso, para ellos, es más que excusa suficiente para intentarlo y conseguirlo.

Los japoneses no toman el sol. Sus futones, sí
Esto es además extraordinariamente funcional. Como si de una cama abatible se tratase, la habitación es tal por las noches, pero por el día es un espacio diáfano con múltiples posibilidades (la otra parte se guarda en los usualmente enormes armarios). Dormir cerca del suelo responde a otros dos aspectos muy a tener en cuenta en Japón, ambos relacionados con los terremotos, comunes en el archipiélago: estar cerca del suelo permite percibir la presencia y la potencia de los mismos así como evita caerse y golpearse si se trata de una fuerte sacudida. Son todo ventajas.

El altar se encuentra en un lugar más elevado (noble)
Por último aunque no menos llamativo, cabe constatar que en algunas habitaciones -otras veces en el salón, del que hablaré en una ocasión futura- existe un lugar dedicado a honrar la memoria de los familiares difuntos, a modo de pequeño altar: un mueble de madera  con alguna foto de los fallecidos, un almirez que se usa a modo de campana y algunos platillos y boles que se suelen llenar de alimentos, frescos o envasados a modo de ofrenda para que a éstos no les falte en el más allá, degustando los manjares de los que estamos en el más acá, o al menos sus olores, que parece que es lo único que traspasa el suave velo que divide uno y otro mundo (esencialmente en la tradición, más que en el culto sintoísta propiamente dicho).  Del mismo modo, siempre hay incienso cerca, tanto para purificar como para hacer notar la presencia de los descendientes como queriendo decir:

      -¡Hey!, seguimos aquí y nos acordamos de vosotros. Esperamos que todo vaya bien por allí. Un día de estos, esperemos que tampoco demasiado pronto, que aquí ahora tenemos internet y móviles táctiles que entretienen una barbaridad, nos volveremos a reunir todos juntos con gran felicidad.

Como son gente funcional y práctica, pasado este período para catar los alimentos, éstos vuelven a la cocina o al comedor y son consumidos por los vivos, siguiendo la máxima de que “el muerto al hoyo y el vivo al bol-llo” (bol de arroz, se entiende).

sábado, 9 de agosto de 2014

Godzilla (gojira, ごじら, ゴジラ)



De esto...

Esta semana y coincidiendo con su estreno en Japón (tan rápidos para unas cosas y tan lentos para otras, pese a haberla coproducido), es de recibo hablar del kaiju (monstruo) Gojira, más conocido en Occidente como Godzilla.

Es uno de los seres más icónicos de Japón, por no decir el que más, el último vestigio de los dinosaurios, ya de por sí tirando a grandes, mutado con radiación, que en vez de provocarle algún tipo de cáncer, como suele ser lo normal, le proporciona un tamaño mayor y un sinfín de “armas” y poderes. 

Godzilla es el más grande, el námber wan, el amo, surgido a mediados del Siglo XX de la mano de los estudios nipones Toho, como producto de la fiebre nuclear de aquella época pero también el miedo a sus consecuencias tras las bombas nucleares (ironías del destino, tristemente, en este aspecto la realidad ha superado a la ficción en Japón en los últimos años, lo que de una manera u otra cerraría un círculo más negro que el azabache).

...a esto hay un mundo. ¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?
La bestia en cuestión ha cambiado de aspecto (desde marionetas o muñecos con señores dentro con decorados y maquetas, digámoslo sin tapujos, cutres, hasta bien entrados los 90). Las producciones niponas, como el resto de países, no pueden competir con el todopoderoso Hollywood, que por otra parte ha realizado las dos últimas cintas (remakes, los dos muy flojos de guión, aunque visualmente impresionantes, especialmente la última: aplicado a cualquier película de los últimos 20 años ¿se darán cuenta las productoras algún día de que por muchos efectos, sin guión la película no vale nada?, lo dudo enormemente) con unos monstruos hechos por ordenador que te dejan con la boca abierta: es su punto fuerte y quizá el único, como digo. Ha pasado de 50 metros de altura iniciales a 100, de otros 100 metros de longitud a más de 200 y de 20.000 toneladas de peso a 90.000, en función de las épocas, pero con una tendencia claramente ascendente, porque como dice el dicho, caballo grande, ande o no ande. El Godzilla original parece la cría del actual (también han hecho películas sobre su prole).

Lo más curioso del asunto es que en unas ocasiones aparece como malvado -especialmente al principio-, destrozando todo lo que aparece a su paso (que va a hacer, si no hacen más que poner edificios en su camino) y en otras tirando a amigable, en un fenómeno muy humano, por cierto: cuando hay un enemigo común, no queda otro remedio que aliarse.

 Con teasers así y una gran banda sonora, el remake de 1998 lo tenía todo para triunfar. Sin embargo...

Por si no fuera poco con el tamaño colosal (qué comerá el bichillo y ni se imaginen las deposiciones, que eso no aparece en la película, pero dará para fertilizar Japón, China, India y parte de Rusia), cuenta con una extensa lista de superpoderes tales como:

Godzilla ha crecido en lo mediático y de tamaño con el tiempo
Aliento atómico: lo que tienen muchos cada mañana, pero generando luz además (he aquí la diferencia) y matando a aquellos incautos que se pongan delante. Teniendo esta habilidad lo extraño es que pelee de cerca.

Una cola de impresión: como rezan las fotocopiadoras de todo el mundo a modo de guiño al lagarto radioactivo, esto lo tiene en común con menos humanos ya, si acaso Nacho Vidal y algún otro afortunado. Es muy versátil (la del lagarto, digo), que, a modo de látigo le permite destrozar inmuebles con más facilidad que los guiris en Mallorca y diversos puntos de la costa levantina, impulsarse para dar patadas, como si de un canguro se tratara o, si la cosa se pone fea de verdad, utilizarla de manera prensil, para asfixiar a sus víctimas (a las de un tamaño similar, se entiende, mucho tino tendría que tener para agarrar a un humano chiquitín).

Así visto, no es tan fiero el león como diseñan sus juguetes
Otros poderes nucleares y magnéticos: dentro de la extensa lista de bondades que posee Godzilla, aparecen algunas como las aquí mencionadas. Menudo currículum…

Por último, la capacidad de vivir tanto dentro como fuera del agua, como un anfíbio, le convierten en un ser completamente todoterreno, explicando que surja de la nada tras largos periodos sin ser avistado y que se mueva con soltura en tierra firme. Godzilla proviene del japonés gorira (gorila) y kujira (ballena), lo que intenta explicar su tamaño y su capacidad para vivir en ambos medios con facilidad. Lo gracioso del asunto es que se parece más a un lagarto que a los mencionados. En películas antiguas, incluso, poseía gestos humanos (además de matar a otros humanos, algo muy típico nuestro) y razonaba, llegando mostrar más sentido común que cualquiera de los que aparecen en Hermano Mayor, pero siendo mucho menos destructivo.

"Deja de cogerme por el cuello y baila conmigo" (Godzilla)
 Por otra parte y para concluir, también tiene enemigos, con nombres tan exóticos como Biollante, Kiryu, Ghidorah, Hedorah y recientemente M.U.T.O. (alguno hay más familiar como King Kong o Megalon y otros tan poco originales como Mecha-Godzilla) que son siempre seres igualmente monstruosos. Eso sí, un poco más débiles o más pequeños, lo que le confiere a esta lagartija digievolucionada (concepto nipón donde los haya) esa ventaja suficiente para acabar con todo aquello que se le ponga a su paso.