sábado, 28 de septiembre de 2013

Rarezas (mezurashimono, めずらしいもの, 珍しいもの)



Todas, o la inmensa mayoría de las cosas que aparecen en el blog suelen ser extrañas, novedosas, exóticas, raras, curiosas… para un occidental cualquiera, ya sea de Teruel o de Torsö (que cae por Suecia, como los aficionados a Stieg Larsson recordarán por su célebre y póstuma trilogía, o no, que la memoria no está para estos menesteres). Ese es el máximo atractivo del mismo.

Ir al supermercado y no saber qué estás comprando, el "arroz" nuestro de cada día

El último mes he centrado los diversos posts en contar algunas de las características de la gastronomía nipona, así como sus platos más reseñables, aunque omitiendo deliberadamente el sushi, ya que es lo que conoce todo hijo de vecino.
La última entrada, por el momento al menos, sobre comestibles, versa sobre aquellas cosas que se salen de lo común incluso estando curado de espanto con todo lo que se cocina aquí, por otra parte, extremadamente delicioso en su inmensa mayoría. Esos pequeños detalles que te siguen sorprendiendo son los mejores, los más simpáticos, algo así como ir a un mercado, una especie de lonja y que un tendero te ofrezca un caramelo y cuando lo vayas a comer, te advierta tu familia política que el citado no es otra cosa que un trozo de pescado, en forma de dadito que, aunque nutritivo, no cumple las expectativas previas, especialmente cuando nuestro cerebro nos pide algo dulce que salga de un envoltorio como aquel.

“No cojas caramelos que te ofrezcan los extraños”, me decía mi madre (se le olvidó decir, “especialmente si te los da un pescadero japonés”)

Y es que esto es Japón, amigos, maravillosamente raro.

Día a día los snacks con sabores extraños proliferan en las estanterías de los supermercados occidentales: patatas fritas con sabor a pollo al ajillo (de ahí al chilindrón estamos a un conservante/acidulante/potenciador del sabor de diferencia, de esos que empiezan por E-seguido de un número random y vaya usted a saber si no es cancerígeno…), barbacoa, receta campesina, vinagreta, queso de cabrales (cuando me marché no habían sacado las de fabada, aunque estarán a punto si mis cálculos no fallan)…

Patatas fritas y otros snacks de guisantes, gambas y algas nori..., para todos los gustos

Sin embargo, nada como un viaje por Japón para demostrar que ellos, como siempre, se llevan la palma y nosotros somos tristes segundones en la búsqueda del componente más raruno. Incluso los legos en el mundo asiático sabrán que las algas nori se utilizan frecuentemente y cualquiera que haya ido a un chino a comer/cenar habrá podido degustar el, para mí insulso, pan de gamba. Estos y otros variados y originales ingredientes son ampliamente utilizados por los distribuidores de patatas fritas. Pero siempre llegan más allá y suelen degustar otros “manjares” como tiras secas de calamar o pulpo rehogadas con sake a modo de frutos secos.

 No hay como empezar una comida "royendo" un poco de pulpo seco y trasegando sake: totalmente japonés

Y es que las cosas de “secano” les gustan un montón. Suelen añadirle escamas de atún (no las escamas propiamente dichas sino el atún fileteado finamente y secado después) a infinidad de platos (es realmente apreciado, a la altura culinaria de las ralladuras de trufa, aunque algo más barato), otras algas menos populares, pequeños pescaditos y así hasta el hartazgo.

Y por último están esos indefinibles, aquellos de difícil ingesta, que también los hay, como las ciruelas japonesas encurtidas o umeboshi, extremadamente saladas y amargas, o el beni shoga, una variante del jengibre, también encurtido, que se emplea en el sushi llaado gari, pero para otros platos con un sabor floral intenso, sólo para expertos.

Ume boshi, beni shoga (abajo de izquierda a derecha) para darle un toque distinto a tus comidas

Las próximas semanas dedicaré los posts a hablar de la cultura nipona actual -algo muy ecléctico-, empezando por uno de sus buques insignia, el Studio Ghibli, visto desde las tripas, ya que tengo previsto visitar el museo que tienen en Tokio en unos días y posteriormente de televisión (que de cultura tiene francamente poco, incluso aquí), arte, espectáculos, etc.

 ¡Qué os aproveche!

viernes, 20 de septiembre de 2013

Pasta/fideos (menrui, めんるい, 麺類)

Japón, como el resto de países del sudeste asiático es famoso por su arroz. Algo tendremos en común, ya que este preciado manjar es necesario para preparar nuestro plato más internacional (y hasta local, para los burgaleses). Paella (morcilla) y sushi van de la mano en este caso.

Sin embargo, no todo es arroz en la cocina nipona, aunque aparezca en infinidad de platos (por otra parte normalmente deliciosos y bastante sanos, incluso los de “comida rápida”) y se compre por sacos, que no son precisamente pequeños. El otro protagonista estrella de las cocinas japonesas no es otro que el fideo.

 Será porque he visto hoy esta mezcla de paella y sushi un tanto extraña y me ha venido a la mente aquello de los sacos de arroz, que se compran de 3, 5 o más kilos

Los platos de “pasta” en Japón son muy demandados y se comen prácticamente tan a menudo como el arroz. Infinidad de restaurantes son especialistas en alguna variedad de fideos y casi exclusivamente es lo único que preparan, si bien, no todos son típicos (algunos proceden, por ejemplo, de China, que para eso es mucho más grande y tiene más tierras donde cultivar). Lejos de comerse en plato, también al igual que el arroz, se suelen depositar en boles, con otros ingredientes que le den el toque particular.


Veamos, a continuación, los más destacados, aunque no los únicos:

Udon: parecidos a los tallarines, aunque más gruesos y de textura más suave. Se cocinan de muchas maneras, pero la más popular es con mentsuyu (con base de salsa de soja aunque mucho más compleja). Se comen fríos o calientes, en función de la estación. Para tomarlos fríos, no es extraño ver que, como curiosidad, después de cocerlos y para que se enfríen de verdad, les añaden unos cubitos de hielo que no tardan en deshacerse consiguiendo el efecto deseado.

Diferentes y no obstante, similares, udon y soba, respectivamente

Soba: relativamente similar al anterior, dado que se pueden comer fríos (también en verano, por supuesto, con métodos idénticos) y se puede utilizar la misma salsa (muy popular). Eso sí, su composición y consecuente color pardo son completamente diferentes a todos los demás de la lista, lo que los hace reconocibles desde el primer vistazo. 

Somen: forma trío con los dos anteriores, en cuanto a salsas empleadas - no hay que olvidar que la pasta en Europa, aunque variada también, se suele servir a menudo con las mismas salsas-  y el hecho de servirse fríos, si apetece cuando el calor aprieta (y en verano aprieta de verdad en Japón). Son muy finos y elásticos, por su base oleaginosa. 

 Los extremadamente finos somen, combinan a la perfección con numerosos vegetales y salsas, entre otros

Ramen: no suelo pronunciarme en cuanto a opiniones personales, pero es, sin duda, mi favorito. De origen chino, actualmente está integrado como una variedad que los propios japoneses cocinan a la perfección. Se  sirve caliente, con salsas un tanto más grasas, pero mucho más jugosas.

 Ramen y tokoroten, siempre acompañados por las algas nori, muy presentes en la gastronomía nipona

Tokoroten: se podría decir que es el primo rarito al que invitan a las reuniones familiares, dado que está hecho con una gelatina de algas muy concreta, algo alejado de la base de harina de trigo que si poseen los demás. Son muy sanos dado su bajo contenido graso y se comen fríos, con nori como acompañamiento (algas, para que todo quede en casa).

Como advertía al principio, la lista es muy extensa y no los he probado todos, como para poder formar una opinión clara. Dejo unos nombres para el que esté realmente interesado en indagar algo más en este “mundillo”, con otras variedades y un enlace donde explican todo mucho mejor y más detallado que un servidor. Son Harusame, Kishimen o Shirataki, entre otros y el enlace, http://www.comerjapones.com/ramen-soba-udon-y-otros-fideos-japoneses

Ni que decir, que todas estas variedades, como el arroz, se comen con palillos y existe un protocolo muy detallado para cada tipo, aunque suelen ser bastante laxos al respecto, por ser un tanto difícil.
La semana que viene, para acabar, al menos de momento, con el bloque destinado a abrir el apetito, esas rarezas culinarias que hacen de Japón un país tan especial.

viernes, 13 de septiembre de 2013

Postres (desaato, デザート)



Sandías multiformes (muy caras, eso sí) y frutas completamente desconocidas (y una granada) en las fruterías niponas

No hay comida que se precie que no culmine con un colofón a la altura de las circunstancias. Los dulces japoneses son, cómo no, diferentes y, ¡sorpresa!, algunos están hechos de arroz (de una pasta hecha con arroz llamada mochitsuki), así que es posible comerlo en todo momento si uno quiere. No obstante, el arroz con leche no lo han visto en su vida.

 Simpáticos jovenzuelos preparando la pasta de arroz con energía

Y aquí el resultado, con relleno de anko (una pasta de judías rojas, muy rico, aunque pueda parecer que no)

      a) Fruta: como la inmensa mayoría de cosas, la fruta es, por descontado, más cara que en España (hablamos de unos 100-200 yenes por pieza de fruta como naranjas, peras, manzanas, 200-300 en melocotones y más de mil yenes en sandías y melones, en temporada, no sé ni me quiero imaginar en otro momento…). Tanto que, en muchas ocasiones, los invitados proceden a regalar un melón (de los redondos y pequeños, los de piel de sapo aquí no existen) que cuesta,) como si de una delicatesen se tratara. Como el que lleva unos pasteles…
Voy a centrarme en dos frutas que han llamado particularmente mi atención, por las diferencias entre la variedad que tenemos en España y la que se da en Japón

-Peras: realmente se podían llamar peranzanas ya que tienen la textura y la forma de la manzana y un sabor intermedio, aunque se las denomina peras. Algunas llegan a pesar un kilo holgadamente y superan los 11 cm de altura (como en los problemas del cole, habrá que hallar el diámetro de x). Sencillamente impresionantes.

 Esta "perita en dulce" nos la comimos mi mujer y yo con esfuerzo, ya que pesaba más de un kilo

- Sandías: cualquier aficionado a Los Simpson sabrá que en Japón son famosas las sandías cuadradas. No es que abunden, pero no son extremadamente difíciles de encontrar… y no únicamente cuadradas, sino que también las hay con forma piramidal, de calabaza y un sinfín de modalidades, todas ellas, con seguridad, muy caras. Quizá el lector tampoco sepa que las hay de dos colores, para que los daltónicos no se sientan discriminados. Las tienen rojas y amarillas (por dentro), para que digan en España…


  No conformes con tener sandías multiformes, también las tienen multicolores y los melones no se quedan atrás


b) Helado: esta gente es puntera en tecnología y no lo iba a ser menos en la fabricación de este delicioso manjar. Se permiten el lujo de crear algunos que son “del tiempo”. Vamos, que dejan la categoría de helado a otro nivel, ya que no lo son en sí mismos. Mi abuelo suele decir cuando salimos a comer por los restaurantes españoles aquello de:  
-Señorita, póngame un helado, pero que no esté muy frío (uno de sus hits).
Aquí, le darían en las orejas simbólicamente por hacerse el gracioso. Por supuesto, existen máquinas por las calles que los venden, como de casi todo lo demás, si bien algunos no gozan de una pinta muy saludable o deliciosa... y para muestra, una imagen:



Helados que parecen hechos de cemento y otros que parecen helados y no lo son ya que no necesitan congelador

     c) Otros: hay golosinas, pasteles y tartas como en cualquier otro lugar del globo, aunque suelen ser menos dulces, de media, que los españoles y la influencia americana, francesa y, en menor medida, alemana, es visible en sus creaciones, aunque, por descontado, el “toque nipón” no puede faltar. 

 La tarta que pedobear querría comer, en las mejores pastelerías (que daño ha hecho la Red)