viernes, 30 de enero de 2015

Miscelánea (zatta, ざった ,雑多)

He aquí algunas de esas fotos que uno va realizando a lo largo de su estancia en el país nipón a las que es difícil englobar en una categoría uniforme, coherente.

Se trata de peculiaridades, al menos a este humilde narrador se lo parecen, que llaman la atención por tratarse de alguna situación cómica, divertida o simplemente extraña a los ojos de un occidental, aunque, casi con total seguridad, de andar por casa para un nipón de pro.

 El curry, un plato muy demandado en Japón, algo diferente al hindú, es tan picante, que lo patrocina Dhalsim, el personaje de Street Fighter que escupía fuego. La marca de la competencia tampoco se queda corta e insinúa, por si alguien no se lo imagina todavía, que el curry que realizan procede de Biohazard (el nombre original de la saga de videojuegos Resident Evil), en el cual, los químicos dejaban a la población "para el arrastre". Con esta publicidad, cualquiera se atreve a probarlos.

Bola extra: lo que se ve en el lateral derecho son latas de refresco que parodian al tanque de  Megaman, en todas sus aventuras, que le proporcionan la energía con la que se mueve y dispara. ¿Sólo para robots?

Siguiendo con los iconos infantiles y juveniles, pocas personas habrá de menos de 40 (y unos cuantos también más viejos) en España y el resto del mundo latino que no conozcan las desventuras -más que aventuras- de Novita y Doraemon. Pues el gato cósmico, que en la Piel de toro se conforma con aparecer dibujado en las galletas de una conocida marca, en Japón tiene sus propios bollitos en 3 dimensiones con todo detalle. De colesterol ni hablamos, pero ¿A quién le importa cuando puedes descabezar de un mordisco -estilo Ozzy Osbourne- a cualquiera de estos simpáticos personajillos? Todo lo demás pasa a un segundo plano, como es natural.

Es cierto que la pasión por Captain Tsubasa (Oliver y Benji en su traducción española -bastante infame, como muchas otras en el manga y anime nipón al español-), está ampliamente superado en el archipiélago. 

Eso no implica que en ocasiones se pueda observar algún detalle como el que aquí se muestra: una exposición en la zona más destacada de museos de todo Tokio sobre la figura de este goleador y sus amigos. Y es que, cuando un aniversario coincide con el Mundial de Fútbol y la tercera estrella de Orión está en la trayectoria de Libra, hay que aprovechar las coincidencias... 

Un conocido mío, para más guasa, llamó a su hijo Tsubasa en honor al futbolista de ficción. A estas alturas del partido, no se puede negar que gente freak la hay por todas partes y Japón está muy lejos de ser la excepción.

Las latas de One Piece, una gran aventura, por otra parte, a la altura de su maestra y competidora, palidecen al lado del packaging, ese anglicismo gastado por los amantes del marketing (traduciendo que es gerundio, empaquetado -o embalado- y mercadotecnia), del agua de Dragon Ball y es que a la botella en cuestión sólo le falta la cabeza para ser el sueño lúbrico de cualquier fan, claro que desenroscar la almendra de Son Goku tampoco parece algo que los seguidores más fieles quieran hacer con mucho ahínco. No en vano, con tintes mesiánicos, el héroe murió y resucitó por salvarnos en múltiples ocasiones.

Tampoco se puede poner uno tiquismiquis por un puñado de yenes. 
Si acaso los fans de Freezer, de Cell o de Bu, algunos de sus archienemigos más famosos, verian con buenos ojos esta inclusión...

Por último y fuera de este ámbito marcadamente freak, aunque sin alejarse del todo, ya que, para un servidor, hay pocas profesiones que alcancen esta categoría con tanta perfección como la de político, un cartel de las próximas elecciones locales de Yokohama donde el señor Yamada, el de arriba, es mi candidato favorito. 

No tengo ni idea de lo que propone o promete. En cualquier caso tampoco votaría, aunque pudiera, pero cada vez que veo el simpático cartel con la sonrisa y el puño en posición de victoria, casi pueril, una sonrisa se me dibuja en la cara. Si es que tiene cara de buen tío, pese a ser político.

El resto, a su lado y por mucho que intenten ponerse a su altura, lo tienen jodido. Su jefe de campaña, sin embargo, tiene un futuro muy prometedor.

sábado, 24 de enero de 2015

Japonés II (nihongo ni, にほんご に, 日本語 二): kanji

Las tradiciones japonesas son una auténtica mina de oro por su complejidad, exotismo y variedad, pero conviene volver a la escritura, para variar. 

Una pequeña lista "de andar por casa" (ampliar para ver)
Hoy propongo un acercamiento a la parte más compleja, nada menos. No pretendo analizar kanji por kanji porque es inviable, sino aportar un punto de vista, como viene siendo habitual, personalísimo, pero compartido por varios hispanohablantes residentes en Japón.

En primer lugar, una pregunta sin mucha malicia para entrar en calor:


¿Quién demonios inventó cada kanji? A los buenos señores que se les ocurrió semejante idea 

    a) Sin lugar a dudas les sobraba una barbaridad de tiempo libre

  b) Tenían una imaginación desbordante y una capacidad de abstracción que ya quisiera Kandinsky, y

    c)  Nos la jugaron bien a todos aquellos que nos propusimos aprenderlos

No son otra cosa que sinogramas, logogramas o ideogramas, que hasta aquí cualquiera se queda con la misma cara que antes de leer la definición (al no enterarse de nada en absoluto, como es natural). 

Los kanjis siempre proceden de alguna imagen
Al igual que sucede con los silabarios hiragana y katakana, tras estudiarlos, la satisfacción de entenderlos y aplicarlos es grande, pero en este caso, este sentimiento se ve contrastado frontalmente con la frustración de desconocer muchos más de los que se conocen, ya que su número es de varios cientos de miles, aunque la lista oficial de los que se manejan habitualmente no supere los 2000 (que no son pocos ni tampoco sencillos).

Hay varios niveles que van desde el más sencillo, con pocos trazos hasta otros muy complejos e intrincados. El primer nivel se podría considerar incluso fácil dado lo que está por llegar, pero a partir del tercer nivel, de los cinco en los que se configuran, muchos son extremadamente similares y cuestan de verdad, aunque todo es ponerse (Pocholo dixit).

El mismo kanji (pescado) con su variedad particular
Muchos son compuestos, esto es, para escribir atún, es necesario el kanji “pescado” con un añadido, como pasará con todos los peces y mariscos (aunque los bivalvos tienen el suyo propio) y hasta con las ballenas, pese a no ser estrictamente peces, etc… 

Lo mismo sucede con los metales, que en su mayoría se derivan del kanji “oro” con otra parte postiza y así sucesivamente. En contra de lo que pueda parecer, resulta más fácil estudiarlos de esta manera, ya que, agrupados por temática, parecen tener más sentido.

Por si fuera poco, una cosa es entender (y tratar de transcribir, o dibujar, más bien) un kanji impreso y otra muy distinta intentar hacer lo mismo con aquellos hechos a mano, donde la caligrafía (un arte a la altura de la arquitectura, escultura o pintura en Japón sino está directamente por encima de ellas) de cada persona influye -del mismo modo que en el resto del mundo, pero, si cuesta entender lo que escriben algunos en castellano, habiendo unas pocas letras, háganse una idea cuando las posibilidades pueden ser casi infinitas-. Ni la máquina enigma de los alemanes. Bien pensado, seguramente por eso se aliaron en aquel tiempo, porque lo llevaban realmente mal ante este sistema que no precisaba siquiera de una máquina de decodificación al ser suficientemente complicado per se.

La caligrafía o shodou, todo un arte
Incluso entre los nipones, aprender kanji es complejo, lo fomentan con concursos de caligrafía -pregunten entre los muchachos nipones quién no ha ganado un concurso de habilidad de este tipo y se encontrarán una sorpresa-. Curiosamente, en la sociedad china, de la cual proceden la mayoría de éstos -los ideogramas, no los japoneses, que yo sepa, aunque de algún sitio vendrán-, están muy preocupados por la pérdida paulatina de la capacidad de los jóvenes para escribir, ante la avalancha tecnológica y Japón en varias ocasiones ha manifestado algo parecido, pero para que eso ocurra, de momento queda bastante tiempo, aunque sería triste.

Podría pasarles, por ejemplo, que empezaran a tatuarse (aunque lo del tatuaje es algo tabú en Japón) algún kanji que otro sin conocer su significado, algo muy extendido en Occidente, y sin darse cuenta, llevaran sinsentidos (una vez más, como en Occidente), para regocijo de los eruditos…

sábado, 17 de enero de 2015

Tradiciones IV (dentou gyouji yon, でんとうぎょうじよん, 伝統行事四): seijin no hi (día de la mayoría de edad) y seijin siki (fiesta de la mayoría de edad)

"Me arreglo en 5 minutos y salgo"
En este ancho y vasto mundo existen pocas culturas que no celebren, con mayor o menor pompa, el paso que se produce en todo ser humano durante la adolescencia, por el cual el niño se transforma en hombre y la niña en mujer y todo se vuelve bastante más difícil desde ese momento. Aunque alguna cosa buena tiene, dicen.

 En cada país hay un rito diferente y a una edad diferente, aunque normalmente se produce en un rango entre los 15 y los 21 años, si bien en algunos países de África puede ser considerada a los 13 años.

Así en Norteamérica son los sweet 16, en buena parte de Latinoamérica la llamada quinceañera, en ambos casos un cumpleaños más celebrado que los demás, con un mayor número de invitados, puesta de largo en la mayoría de casos y otros tantos ritos que cambian ligeramente en unos, sustancialmente en otros,  en función del país en el que se celebre y del poder adquisitivo del que disponga la familia. Curiosamente, a todos los efectos legales, la edad adulta llega en estos países en otro momento (en algunos a los 16 y en la mayoría a los 18), pero eso no es óbice para que la gente monte un buen sarao a las primeras de cambio.

Japón, por su parte, celebra la mayoría de edad a los 20 años (algo tardío, pero dentro de lo normal), al igual que otros países del sudeste asiático -el caso de Corea del Sur no deja tampoco indiferente, ya que allí se considera que los recién nacidos tienen un año de edad, por lo que siempre convendrá calcular a la baja-.

Los trooper se cuelan en todas las fiestas
Y no solamente va por libre Japón en lo que se refiere a la edad de celebración, sino que, pese a inaugurar el año nuevo como la inmensa mayoría el 1 de enero, para infinidad de cosas, el año comienza el 2 de abril y acaba el 1 de abril del siguiente año. Sucede así con el curso escolar -y la correspondiente división por cursos de los muchachos, o con la mayor parte de la burocracia (no así con el año fiscal, que, nuevamente, se equipara al del resto del mundo, a finales de diciembre), por lo que el lío es tremendo en numerosos casos.

A fin de cuentas el día de la celebración es el segundo lunes de enero desde hace unos años -antes estaba estipulado el 15 de enero, pero se cambió recientemente-.

Para los japoneses supone un momento muy importante, ya que pasan de ser considerados niños para convertirse en adultos a todos los efectos -no olvidemos que el sentido del deber está muy instaurado en la mente colectiva nipona, mucho más que en otros países, lo que no es ni mejor ni peor, pero sí diferente-.

La ceremonia cuenta con el cargo electo -el alcalde- de la localidad en cuestión por lo que será casi privada o completamente multitudinaria, según la región en la que se celebre y algún otro ponente que hablará de las responsabilidades que tiene una persona como adulta -un fiestón no apto para cardíacos-.

Acto seguido, en función de la tradición propia o la religión, de tenerla cada cual, los muchachos acudirán al templo o pasarán directamente a la parte común: la celebración con los amigos o la familia.

La ceremonia presenta, más o menos, este aspecto
En ese momento, la inmensa mayoría de los jóvenes habrán comenzado su carrera y un número nada desdeñable además, estudiará en otras ciudades por lo que esta festividad suele brindar la excusa perfecta para reencontrarse con viejos compañeros de escuela -de instituto, e incluso, de la escuela primaria-, tomar algo juntos y contarse batallitas sobradamente conocidas o más recientes y ajenas para la mayoría.

Por descontado, las mujeres lucirán sus mejores kimonos -denominado furisode- aunque también alguna estola o similar, ya que, no olvidemos, sigue siendo enero y el clima no está para ninguna concesión. Cuidarán el detalle al máximo, especialmente en el peinado y maquillaje. Algunas japonesas más atrevidas, muy influidas por artistas como Lady Gaga o la propia japonesa Kyary Pamyu Pamyu han comenzado a incluir looks tremendamente estridentes, al combinar la profunda tradición con peinados imposibles de colores irreales, entre otras cosas.

Los hombres habitualmente llevaban también su vestimenta tradicional, pero, mientras que las mujeres todavía mantienen este atuendo, los hombres han cambiado dicho hakama por un traje al uso, aparentemente más cómodo y moderno. En este aspecto, tampoco los hombres se libran y son cada vez más los que empiezan a aparecer con "postizos" que lejos quedan de la tradición.
Como colofón y ya que Japón es un país con muchos contrastes, debido a su distribución geográfica, en Okinawa, su región más austral, sí que mantienen buena parte de las tradiciones, pero un sector cada vez más amplio de la juventud, provoca disturbios cada año, a cada cual más llamativo, por una disputa realmente estúpida en sus inicios: cada pueblo comenzó a lucir un color en sus kimonos tradicionales -los hombres-, de manera aparentemente aleatoria, y desde entonces, cada región ha intentado llamar cada vez más la atención, por descontado portando su colorido atuendo para demostrar cuál es la “mejor”.

Las televisiones y otros medios nacionales se hicieron eco al principio, pero dado que las tonterías van a más y no tienen visos de terminar, han comenzado a dejar de darles bombo y que sean las autoridades del lugar, cada vez más atareadas, las que resuelvan el asunto como mejor puedan. 

Un servidor no pertenece a ninguna cadena así que, de manera completamente desinteresada y como material etnográfico, aunque tampoco es que tenga gran calidad en este aspecto, dejo una vídeo ilustrativo sobre la celebración en dicha región y como se van algunas cosas de las manos:



sábado, 10 de enero de 2015

Tradiciones III (dentou gyouji san, でんとうぎょうじさん, 伝統行事三): nengajo y kanchuu mimai


Este 2015 toca celebrar el año del carnero
Las clases de japonés tendrán que esperar un par de semanas ya que es menester escribir sobre las profundas tradiciones que acompañan a los nipones en su día a día durante esta semana y la que viene. Una sección antigua que retomo de invierno en invierno -por partida doble, además-, ya que así lo piden estas fechas.

Sé que lo he comentado con anterioridad, pero lo repito una vez más porque es importante para entender la idiosincrasia local: aunque ellos no sean religiosos per se, que hay de todo, incluso sectas con bastante poder y un partido político con un buen porcentaje de votos, sí que se rigen habitualmente por un código de tradiciones que siguen y mantienen prácticamente a rajatabla sin plantearse si son necesarias o tan siquiera útiles. Visto desde una perspectiva bondadosa, los animales y las personas no sufren con sus tradiciones (nos llevan años de ventaja).

De hecho, si hay un momento del año en el que las tradiciones se vuelven ley es en Año Nuevo y los primeros días del año.
El horóscopo chino y el nipón es casi igual y las tarjetas también
Desde la tradición de comer soba (un tipo de tallarines) como símbolo de tránsito de un año a otro, acudir al templo (repito, no es necesario creer ni tener religión: en la mayoría de casos será la costumbre la que dicte estos hábitos, como en España con las uvas, siempre y cuando no veas Canal Sur, claro está), para observar las 108 campanadas que purifican los pecados del año anterior y permiten pasar “limpio” al siguiente a partir de las 12 de la noche o los primeros días del año acercarse al mismo para “saludar” al dios sintoísta pertinente, hay un número enorme de actividades que se realizan siguiendo estas leyes no escritas, pero de sentido común entre los nipones.

Una de las más notorias consiste en mandar postales a familiares y amigos -nada nuevo bajo el sol naciente- pero con una temática cada año, basada en el horóscopo nipón, con gran parecido al chino (cambiando unos pocos animales) o en algún hito familiar (boda, nuevo hijo, etc.), salvo que haya muerto alguien de la familia, en cuyo caso no se enviara felicitación sino una postal de luto, notificando a las personas que no se desea recibir postal de Año Nuevo.
No es  un bien de primera necesidad pero apenas sube de precio
Las postales se escriben durante la primera quincena del mes de diciembre y se mandan por correo. Pero el servicio postal no las entregará hasta el 1 de enero y a lo largo de los días siguientes, se permitirá rectificación (si uno recibe una postal de una persona a la que no se la había enviado, deberá redactarla y mandarla lo antes posible ya que está mal visto no hacerlo).

Existen postales hechas, pero los japoneses que son muy mañosos suelen comprar unas con el reverso debidamente cumplimentado y el anverso en blanco, sobre el que imprimirán su propia temática personal.

Una de las peculiaridades sobre este tema es que las notas, buenos deseos y otras frases por el estilo se escriben también en el mismo anverso, mientras que el reverso, que el resto del mundo utiliza para escribir y en un pequeño lugar poner la dirección, los japoneses lo usan exclusivamente para redactar el remitente y la persona y dirección a la que se envía.  Así evita uno enrollarse más de lo necesario…
Números de lotería para comenzar con suerte
Estas postales tienen un precio estandarizado de unos 50 yenes (sello ya incluido) y un número a modo de lotería, con premios que varían dependiendo de los años entre viajes internacionales (a Hawaii, que es su destino favorito), viajes a algún onsen (baños termales) dentro de Japón, dinero, productos típicos de cada región, sellos, etc.

Pasado el día 6, se siguen enviando muchas postales, pero éstas son ya diferentes (menos populares que las de Año Nuevo), cuyo nombre es kanchuu mimai o saludo del invierno, esencialmente para las personas que están de luto y no recibieron su felicitación, para desearles salud.

Y de esta manera se cierra finalmente el círculo de correspondencia entre unos y otros, del mismo modo que servidor cierra la entrada de hoy.

sábado, 3 de enero de 2015

Japonés I (nihongo ichi, にほんご いち, 日本語 一)

En japonés existen cuatro modelos de escritura: hiragana, katakana, kanji y romaji y ninguno es sencillo que digamos. 

El romaji es la transliteración de todos los demás a las grafías occidentales. Es el más fácil, dentro de lo que cabe, pero hoy no gozará de protagonismo.
El kanji es el sistema tomado de los pictogramas chinos. Su extrema complejidad impide concentrarnos en ellos hoy, porque no daría tiempo. 
Quedan por tanto hiragana y katakana -intrínsecamente relacionados-: 
Hiragana
El hiragana es un silabario procedente de la evolución y simplificación de los kanjis conocidos como man’yougana. Fue extensamente usado por mujeres poetisas a lo largo de los siglos (desde el s.VIII), al no permitírseles por su sexo, utilizar kanji alguno como complemento de algunos kanjis en su pronunciación y formas verbales.

Por su parte, el katakana es igualmente un silabario (a los dos en conjunto se los conoce sencillamente como kana), también tomado de los man’yougana pero con rasgos más sencillos y angulosos y un uso específico para las palabras procedentes de otros idiomas, como los anglicismos -con una amplísima diferencia, los más populares- y la mayoría de onomatopeyas (en un principio se usó también para que pudieran escribir los estratos más bajos de la población, que desconocían los kanjis e incluso el hiragana). 

Llegados a este punto, conviene destacar al menos una ventaja para los hispanohablantes: las vocales se pronuncian igual que en el castellano: la sonoridad es la que es y no admite otros registros como en francés o inglés. Con lo complejo que resulta, se agradece cualquier cosa.

Nigori y handakuten: el silabario en hiragana y katakana es el mismo en cuanto a su pronunciación, aunque los símbolos sean diferentes. Empiezan en a-i-u-e-o y siguen este mismo orden para su combinación consonántica [ka-ki-ku-ke-ko, etc.). Sin embargo, las consonantes básicas en dichos silabarios son muy reducidas [k-s-t-n-h (aspirada)-m-w-y-r]. 

De este modo, añadir nuevos símbolos para las consonantes denominadas “sonoras” se antojaba complejo, dentro de la propia dificultad que entraña el idioma, considerado nada más y nada menos que está considerado el más difícil del mundo, pero era necesario, así que se crearon dos sistemas de puntuación para llevarlo a cabo.
Katakana
El acento diacrítico cuyo símbolo son dos comillas diagonales paralelas y descendentes en la parte superior tras el hiragana o el katakana correspondiente cambiarán su pronunciación y significado. Esto es el denominado nigori y su uso está tremendamente extendido, cambiando el sonido k en g (suave), la s en un sonido a caballo entre la ds y la z, la t en una d y la h en una b.

El handakuten será menos popular y se utilizará exclusivamente para el fonema h (aspirada), de manera que, en lugar de convertirse en b, como haría con el nigori, ahora lo hará en p. Su símbolo reconocible será un pequeño círculo tras la sílaba que le antecede, nuevamente en la parte superior derecha.
Naturalmente aquí no acaba la cosa y existen otras muchas variantes como las sílabas ya, yu, yo, que se podrán combinar con todas las anteriores formando una especie de diptongos basados en el fonema i (ki,shi,chi,ni,hi,mi), pasando la y a fusionarse con la i dando kya, kyu, kyo y así sucesivamente.
Para las mentes preclaras que hayan observado el ejemplo anterior, existen un par de variantes que harán que se rasquen la cabeza con incredulidad: 
-Ki está bien, pero ¿Cómo que shi o chi?, ¿No debería ser si y ti?
-Pues no. Hay algunas sílabas que, pese a siguen sus propias normas de pronunciación: las ya mencionadas shi y chi, además de tsu y fu (en lugar de tu y hu).

¿Les ha explotado la cabeza, dejando un Jackson Pollock en las paredes de su casa? ¿Todavía no? Pues esperen que todavía quedan más cosas. Y esto no ha hecho más que empezar: a fin de cuentas, estamos en la parte fácil. La tarea difícil constituirá en estudiar cada kanji después…
Hay dos cosas más que conviene saber al empezar a estudiar hiragana y katakana: 

a) las vocales se pronuncian igual que en español, sí, pero se pueden alargar. En hiragana la situación se resuelve de manera “sencilla”, añadiendo la sílaba vocálica básica a la anterior, pero en katakana esto no sucede utilizándose una pequeña línea horizontal (un guión de toda la vida) y

b) aunque las consonantes no se pueden unir, ya que las sílabas siempre finalizan en vocal, a excepción de la n, que es la única que lo tiene permitido, las demás podrán duplicarse -geminarse- en determinadas ocasiones (pp, tt, kk) creándose un sonido extraño, pero necesario. El símbolo de escritura específico para la ocasión será un pequeño tsu (la sílaba), tanto en hiragana como en katakana (en cada cual, su propio símbolo).

Los tres sistemas: hiragana, katakana y kanji

Una vez aprendido, aunque cuesta, es realmente bello y muy interesante, pero requiere mucha fuerza de voluntad, así que, si les apetece, ¡Mucho ánimo! 

…Y no se desesperen