sábado, 17 de enero de 2015

Tradiciones IV (dentou gyouji yon, でんとうぎょうじよん, 伝統行事四): seijin no hi (día de la mayoría de edad) y seijin siki (fiesta de la mayoría de edad)

"Me arreglo en 5 minutos y salgo"
En este ancho y vasto mundo existen pocas culturas que no celebren, con mayor o menor pompa, el paso que se produce en todo ser humano durante la adolescencia, por el cual el niño se transforma en hombre y la niña en mujer y todo se vuelve bastante más difícil desde ese momento. Aunque alguna cosa buena tiene, dicen.

 En cada país hay un rito diferente y a una edad diferente, aunque normalmente se produce en un rango entre los 15 y los 21 años, si bien en algunos países de África puede ser considerada a los 13 años.

Así en Norteamérica son los sweet 16, en buena parte de Latinoamérica la llamada quinceañera, en ambos casos un cumpleaños más celebrado que los demás, con un mayor número de invitados, puesta de largo en la mayoría de casos y otros tantos ritos que cambian ligeramente en unos, sustancialmente en otros,  en función del país en el que se celebre y del poder adquisitivo del que disponga la familia. Curiosamente, a todos los efectos legales, la edad adulta llega en estos países en otro momento (en algunos a los 16 y en la mayoría a los 18), pero eso no es óbice para que la gente monte un buen sarao a las primeras de cambio.

Japón, por su parte, celebra la mayoría de edad a los 20 años (algo tardío, pero dentro de lo normal), al igual que otros países del sudeste asiático -el caso de Corea del Sur no deja tampoco indiferente, ya que allí se considera que los recién nacidos tienen un año de edad, por lo que siempre convendrá calcular a la baja-.

Los trooper se cuelan en todas las fiestas
Y no solamente va por libre Japón en lo que se refiere a la edad de celebración, sino que, pese a inaugurar el año nuevo como la inmensa mayoría el 1 de enero, para infinidad de cosas, el año comienza el 2 de abril y acaba el 1 de abril del siguiente año. Sucede así con el curso escolar -y la correspondiente división por cursos de los muchachos, o con la mayor parte de la burocracia (no así con el año fiscal, que, nuevamente, se equipara al del resto del mundo, a finales de diciembre), por lo que el lío es tremendo en numerosos casos.

A fin de cuentas el día de la celebración es el segundo lunes de enero desde hace unos años -antes estaba estipulado el 15 de enero, pero se cambió recientemente-.

Para los japoneses supone un momento muy importante, ya que pasan de ser considerados niños para convertirse en adultos a todos los efectos -no olvidemos que el sentido del deber está muy instaurado en la mente colectiva nipona, mucho más que en otros países, lo que no es ni mejor ni peor, pero sí diferente-.

La ceremonia cuenta con el cargo electo -el alcalde- de la localidad en cuestión por lo que será casi privada o completamente multitudinaria, según la región en la que se celebre y algún otro ponente que hablará de las responsabilidades que tiene una persona como adulta -un fiestón no apto para cardíacos-.

Acto seguido, en función de la tradición propia o la religión, de tenerla cada cual, los muchachos acudirán al templo o pasarán directamente a la parte común: la celebración con los amigos o la familia.

La ceremonia presenta, más o menos, este aspecto
En ese momento, la inmensa mayoría de los jóvenes habrán comenzado su carrera y un número nada desdeñable además, estudiará en otras ciudades por lo que esta festividad suele brindar la excusa perfecta para reencontrarse con viejos compañeros de escuela -de instituto, e incluso, de la escuela primaria-, tomar algo juntos y contarse batallitas sobradamente conocidas o más recientes y ajenas para la mayoría.

Por descontado, las mujeres lucirán sus mejores kimonos -denominado furisode- aunque también alguna estola o similar, ya que, no olvidemos, sigue siendo enero y el clima no está para ninguna concesión. Cuidarán el detalle al máximo, especialmente en el peinado y maquillaje. Algunas japonesas más atrevidas, muy influidas por artistas como Lady Gaga o la propia japonesa Kyary Pamyu Pamyu han comenzado a incluir looks tremendamente estridentes, al combinar la profunda tradición con peinados imposibles de colores irreales, entre otras cosas.

Los hombres habitualmente llevaban también su vestimenta tradicional, pero, mientras que las mujeres todavía mantienen este atuendo, los hombres han cambiado dicho hakama por un traje al uso, aparentemente más cómodo y moderno. En este aspecto, tampoco los hombres se libran y son cada vez más los que empiezan a aparecer con "postizos" que lejos quedan de la tradición.
Como colofón y ya que Japón es un país con muchos contrastes, debido a su distribución geográfica, en Okinawa, su región más austral, sí que mantienen buena parte de las tradiciones, pero un sector cada vez más amplio de la juventud, provoca disturbios cada año, a cada cual más llamativo, por una disputa realmente estúpida en sus inicios: cada pueblo comenzó a lucir un color en sus kimonos tradicionales -los hombres-, de manera aparentemente aleatoria, y desde entonces, cada región ha intentado llamar cada vez más la atención, por descontado portando su colorido atuendo para demostrar cuál es la “mejor”.

Las televisiones y otros medios nacionales se hicieron eco al principio, pero dado que las tonterías van a más y no tienen visos de terminar, han comenzado a dejar de darles bombo y que sean las autoridades del lugar, cada vez más atareadas, las que resuelvan el asunto como mejor puedan. 

Un servidor no pertenece a ninguna cadena así que, de manera completamente desinteresada y como material etnográfico, aunque tampoco es que tenga gran calidad en este aspecto, dejo una vídeo ilustrativo sobre la celebración en dicha región y como se van algunas cosas de las manos:



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