Las
tradiciones japonesas son una auténtica mina de oro por su complejidad,
exotismo y variedad, pero conviene volver a la escritura, para variar.
Una pequeña lista "de andar por casa" (ampliar para ver) |
Hoy
propongo un acercamiento a la parte más compleja, nada menos. No pretendo
analizar kanji por kanji porque es inviable, sino aportar un punto de vista, como
viene siendo habitual, personalísimo, pero compartido por varios
hispanohablantes residentes en Japón.
En primer
lugar, una pregunta sin mucha malicia para entrar en calor:
¿Quién
demonios inventó cada kanji? A los buenos señores que se les ocurrió semejante
idea
a)
Sin
lugar a dudas les sobraba una barbaridad de tiempo libre
b) Tenían
una imaginación desbordante y una capacidad de abstracción que ya quisiera
Kandinsky, y
c)
Nos
la jugaron bien a todos aquellos que nos propusimos aprenderlos
No son otra
cosa que sinogramas, logogramas o ideogramas, que hasta aquí cualquiera se
queda con la misma cara que antes de leer la definición (al no enterarse de
nada en absoluto, como es natural).
Los kanjis siempre proceden de alguna imagen |
Hay varios
niveles que van desde el más sencillo, con pocos trazos hasta otros muy
complejos e intrincados. El primer nivel se podría considerar incluso fácil
dado lo que está por llegar, pero a partir del tercer nivel, de los cinco en
los que se configuran, muchos son extremadamente similares y cuestan de verdad,
aunque todo es ponerse (Pocholo dixit).
El mismo kanji (pescado) con su variedad particular |
Lo mismo sucede con los metales, que en su mayoría se derivan del kanji “oro” con otra parte postiza y así sucesivamente. En contra de lo que pueda parecer, resulta más fácil estudiarlos de esta manera, ya que, agrupados por temática, parecen tener más sentido.
Por si fuera
poco, una cosa es entender (y tratar de transcribir, o dibujar, más bien) un
kanji impreso y otra muy distinta intentar hacer lo mismo con aquellos hechos
a mano, donde la caligrafía (un arte a la altura de la arquitectura, escultura o pintura en Japón sino está directamente por encima de ellas) de cada persona influye -del mismo modo que en el
resto del mundo, pero, si cuesta entender lo que escriben algunos en
castellano, habiendo unas pocas letras, háganse una idea cuando las
posibilidades pueden ser casi infinitas-. Ni la máquina enigma de los alemanes.
Bien pensado, seguramente por eso se aliaron en aquel tiempo, porque lo
llevaban realmente mal ante este sistema que no precisaba siquiera de una
máquina de decodificación al ser suficientemente complicado per se.
La caligrafía o shodou, todo un arte |
Podría pasarles, por ejemplo, que empezaran a tatuarse (aunque lo del tatuaje es algo tabú en Japón) algún kanji que otro sin conocer su significado, algo muy extendido en Occidente, y sin darse cuenta, llevaran sinsentidos (una vez más, como en Occidente), para regocijo de los eruditos…
No hay comentarios:
Publicar un comentario