sábado, 3 de enero de 2015

Japonés I (nihongo ichi, にほんご いち, 日本語 一)

En japonés existen cuatro modelos de escritura: hiragana, katakana, kanji y romaji y ninguno es sencillo que digamos. 

El romaji es la transliteración de todos los demás a las grafías occidentales. Es el más fácil, dentro de lo que cabe, pero hoy no gozará de protagonismo.
El kanji es el sistema tomado de los pictogramas chinos. Su extrema complejidad impide concentrarnos en ellos hoy, porque no daría tiempo. 
Quedan por tanto hiragana y katakana -intrínsecamente relacionados-: 
Hiragana
El hiragana es un silabario procedente de la evolución y simplificación de los kanjis conocidos como man’yougana. Fue extensamente usado por mujeres poetisas a lo largo de los siglos (desde el s.VIII), al no permitírseles por su sexo, utilizar kanji alguno como complemento de algunos kanjis en su pronunciación y formas verbales.

Por su parte, el katakana es igualmente un silabario (a los dos en conjunto se los conoce sencillamente como kana), también tomado de los man’yougana pero con rasgos más sencillos y angulosos y un uso específico para las palabras procedentes de otros idiomas, como los anglicismos -con una amplísima diferencia, los más populares- y la mayoría de onomatopeyas (en un principio se usó también para que pudieran escribir los estratos más bajos de la población, que desconocían los kanjis e incluso el hiragana). 

Llegados a este punto, conviene destacar al menos una ventaja para los hispanohablantes: las vocales se pronuncian igual que en el castellano: la sonoridad es la que es y no admite otros registros como en francés o inglés. Con lo complejo que resulta, se agradece cualquier cosa.

Nigori y handakuten: el silabario en hiragana y katakana es el mismo en cuanto a su pronunciación, aunque los símbolos sean diferentes. Empiezan en a-i-u-e-o y siguen este mismo orden para su combinación consonántica [ka-ki-ku-ke-ko, etc.). Sin embargo, las consonantes básicas en dichos silabarios son muy reducidas [k-s-t-n-h (aspirada)-m-w-y-r]. 

De este modo, añadir nuevos símbolos para las consonantes denominadas “sonoras” se antojaba complejo, dentro de la propia dificultad que entraña el idioma, considerado nada más y nada menos que está considerado el más difícil del mundo, pero era necesario, así que se crearon dos sistemas de puntuación para llevarlo a cabo.
Katakana
El acento diacrítico cuyo símbolo son dos comillas diagonales paralelas y descendentes en la parte superior tras el hiragana o el katakana correspondiente cambiarán su pronunciación y significado. Esto es el denominado nigori y su uso está tremendamente extendido, cambiando el sonido k en g (suave), la s en un sonido a caballo entre la ds y la z, la t en una d y la h en una b.

El handakuten será menos popular y se utilizará exclusivamente para el fonema h (aspirada), de manera que, en lugar de convertirse en b, como haría con el nigori, ahora lo hará en p. Su símbolo reconocible será un pequeño círculo tras la sílaba que le antecede, nuevamente en la parte superior derecha.
Naturalmente aquí no acaba la cosa y existen otras muchas variantes como las sílabas ya, yu, yo, que se podrán combinar con todas las anteriores formando una especie de diptongos basados en el fonema i (ki,shi,chi,ni,hi,mi), pasando la y a fusionarse con la i dando kya, kyu, kyo y así sucesivamente.
Para las mentes preclaras que hayan observado el ejemplo anterior, existen un par de variantes que harán que se rasquen la cabeza con incredulidad: 
-Ki está bien, pero ¿Cómo que shi o chi?, ¿No debería ser si y ti?
-Pues no. Hay algunas sílabas que, pese a siguen sus propias normas de pronunciación: las ya mencionadas shi y chi, además de tsu y fu (en lugar de tu y hu).

¿Les ha explotado la cabeza, dejando un Jackson Pollock en las paredes de su casa? ¿Todavía no? Pues esperen que todavía quedan más cosas. Y esto no ha hecho más que empezar: a fin de cuentas, estamos en la parte fácil. La tarea difícil constituirá en estudiar cada kanji después…
Hay dos cosas más que conviene saber al empezar a estudiar hiragana y katakana: 

a) las vocales se pronuncian igual que en español, sí, pero se pueden alargar. En hiragana la situación se resuelve de manera “sencilla”, añadiendo la sílaba vocálica básica a la anterior, pero en katakana esto no sucede utilizándose una pequeña línea horizontal (un guión de toda la vida) y

b) aunque las consonantes no se pueden unir, ya que las sílabas siempre finalizan en vocal, a excepción de la n, que es la única que lo tiene permitido, las demás podrán duplicarse -geminarse- en determinadas ocasiones (pp, tt, kk) creándose un sonido extraño, pero necesario. El símbolo de escritura específico para la ocasión será un pequeño tsu (la sílaba), tanto en hiragana como en katakana (en cada cual, su propio símbolo).

Los tres sistemas: hiragana, katakana y kanji

Una vez aprendido, aunque cuesta, es realmente bello y muy interesante, pero requiere mucha fuerza de voluntad, así que, si les apetece, ¡Mucho ánimo! 

…Y no se desesperen

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