En japonés
existen cuatro modelos de escritura: hiragana, katakana, kanji y romaji y
ninguno es sencillo que digamos.
El romaji es
la transliteración de todos los demás a las grafías occidentales. Es el más fácil,
dentro de lo que cabe, pero hoy no gozará de protagonismo.
El kanji es
el sistema tomado de los pictogramas chinos. Su extrema complejidad impide
concentrarnos en ellos hoy, porque no daría tiempo.
Quedan por
tanto hiragana y katakana -intrínsecamente relacionados-:
Hiragana |
Por su
parte, el katakana es igualmente un
silabario (a los dos en conjunto se los conoce sencillamente como kana), también
tomado de los man’yougana pero con rasgos más sencillos y angulosos y un uso
específico para las palabras procedentes de otros idiomas, como los anglicismos
-con una amplísima diferencia, los más populares- y la mayoría de onomatopeyas
(en un principio se usó también para que pudieran escribir los estratos más
bajos de la población, que desconocían los kanjis e incluso el hiragana).
Llegados a este punto, conviene destacar al menos una ventaja para los hispanohablantes: las vocales se pronuncian igual que en el castellano: la sonoridad es la que es y no admite otros registros como en francés o inglés. Con lo complejo que resulta, se agradece cualquier cosa.
Nigori y handakuten: el silabario en hiragana y katakana es el mismo en cuanto a su pronunciación, aunque los símbolos sean diferentes. Empiezan en a-i-u-e-o y siguen este mismo orden para su combinación consonántica [ka-ki-ku-ke-ko, etc.). Sin embargo, las consonantes básicas en dichos silabarios son muy reducidas [k-s-t-n-h (aspirada)-m-w-y-r].
De este modo, añadir nuevos símbolos para las consonantes denominadas “sonoras” se antojaba complejo, dentro de la propia dificultad que entraña el idioma, considerado nada más y nada menos que está considerado el más difícil del mundo, pero era necesario, así que se crearon dos sistemas de puntuación para llevarlo a cabo.
Katakana |
El handakuten será menos popular y se utilizará exclusivamente para el fonema h (aspirada), de manera que, en lugar de convertirse en b, como haría con el nigori, ahora lo hará en p. Su símbolo reconocible será un pequeño círculo tras la sílaba que le antecede, nuevamente en la parte superior derecha.
Naturalmente
aquí no acaba la cosa y existen otras muchas variantes como las sílabas ya, yu,
yo, que se podrán combinar con todas las anteriores formando una especie de
diptongos basados en el fonema i (ki,shi,chi,ni,hi,mi), pasando la y a
fusionarse con la i dando kya, kyu, kyo y así sucesivamente.
Para las
mentes preclaras que hayan observado el ejemplo anterior, existen un par de
variantes que harán que se rasquen la cabeza con incredulidad:
-Ki está
bien, pero ¿Cómo que shi o chi?, ¿No debería ser si y ti?
-Pues no. Hay
algunas sílabas que, pese a siguen sus propias normas de pronunciación: las ya
mencionadas shi y chi, además de tsu y fu (en lugar de tu y hu).
¿Les ha
explotado la cabeza, dejando un Jackson Pollock en las paredes de su casa?
¿Todavía no? Pues esperen que todavía quedan más cosas. Y esto no ha hecho más
que empezar: a fin de cuentas, estamos en la parte fácil. La tarea difícil constituirá
en estudiar cada kanji después…
Hay dos
cosas más que conviene saber al empezar a estudiar hiragana y katakana:
a) las vocales se pronuncian igual que en español, sí, pero se pueden alargar. En hiragana la situación se resuelve de manera “sencilla”, añadiendo la sílaba vocálica básica a la anterior, pero en katakana esto no sucede utilizándose una pequeña línea horizontal (un guión de toda la vida) y
b) aunque las consonantes no se pueden unir, ya que las sílabas siempre finalizan en vocal, a excepción de la n, que es la única que lo tiene permitido, las demás podrán duplicarse -geminarse- en determinadas ocasiones (pp, tt, kk) creándose un sonido extraño, pero necesario. El símbolo de escritura específico para la ocasión será un pequeño tsu (la sílaba), tanto en hiragana como en katakana (en cada cual, su propio símbolo).
Los tres sistemas: hiragana, katakana y kanji |
Una vez aprendido, aunque cuesta, es realmente bello y muy interesante, pero requiere mucha fuerza de voluntad, así que, si les apetece, ¡Mucho ánimo!
…Y no se desesperen
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