viernes, 1 de noviembre de 2013

Hábitos en el vestir 2ª Parte: Mujeres (yoshei, じょせい , 女性)



Las colegialas son uno de los iconos más famosos de Japón. Como el sushi o el manga.

Es realmente difícil buscar en internet colegialas japonesas...


Hasta donde he leído, el uniforme que llevan consta de varias partes: falda, blusa, chaqueta, medias, zapatos, que, como en los infantes, dependerá del color -e incluso el corte- en función del colegio de procedencia.

Llegados a este punto conviene aclarar un detalle: el cuerpo de las japonesas es muy estilizado (piernas delgadas y poco pecho, como norma general, aunque hay excepciones) y lo mantienen sorprendentemente bien hasta una edad avanzada, así como la cara y el resto de la piel (se cuidan una barbaridad). Sabedoras de su punto fuerte, lo lucen sin demasiados reparos con minifaldas y shorts, mientras que apenas se ven vestidos, blusas o camisetas con escote, ya que, por lo visto, aquello no interesa en exceso.

...y que lleven el uniforme puesto. Así es la Red.

Volviendo a las muchachas en cuestión, la mayoría de colegios tienen un canon estandarizado por el cual la falda irá por encima de la rodilla, pero (esto no es ninguna novedad, ya que lo hacen allende los mares, incluso lo cantaba Silvio Rodríguez hace unos cuantos años ya), ellas se encargarán de hacerlas todavía más cortas (sus trucos tendrán). 


En una sociedad en la que se registran algunas de las perversiones más extremas y raras (por parte de los hombres, todo hay que decirlo, que están, según he podido constatar, bastante reprimidos, aunque no pretendo generalizar) y siendo, según publican numerosos estudios, el lugar del mundo donde menos sexo se practica, las colegialas son la punta del enorme iceberg (sobre perversiones sexuales japonesas, si me veo con estómago, hablaré, quizá, en un futuro, porque son tela marinera, aunque intentaría suavizarlo. ¿Qué?, ¿Qué cómo conozco estos temas? “No me lo pregunten. Lo que está claro es que ya ha prescrito…”, que diría el gran Quique San Francisco en uno de sus famosos monólogos. Ahora en serio, pues leyendo, como se aprenden la mayoría de las cosas…).

Guapas y estilosas, así son la mayoría de japonesas


Temas escabrosos aparte, quizá lo más increíble acerca de estas jovencitas es que llevan el uniforme a todas horas. Y cuando digo a todas horas es A TODAS HORAS. Es más difícil ver a una colegiala con ropa de calle que a un político honrado (bueno, tanto no, pero casi). 


Lucen uniforme incluso los días de fiesta ya que, o bien tienen alguna clase extraescolar, que por lo visto lo requiere necesariamente (algo inexplicable) o bien lo hacen porque “sienten los colores”, esto es, están plenamente orgullosas de pertenecer a la institución de turno y lo tienen que mostrar al mundo de manera constante. El caso es que no se lo quitan ni para dormir (como Barney Stinson sus trajes).

Siempre a la moda, aunque sea algo diferente a Occidente
Una vez llegadas a la madurez gozarán de algunos años de libertad creativa, aunque muchas optarán por looks sencillos y elegantes (claro que las que van de estrafalarias no tienen rival), otras probarán con un estilo “lolita” y siempre estarán las ejecutivas (que empiezan a abundar, cosa que me parece fenomenal, aunque desconozco si realmente ocuparán cargos de altura en una sociedad todavía masculina) que van todas igual, una vez más.

Un kimono se lleva con todo el kit, no de cualquier manera


 El rango de edad se completa con las señoras de edad avanzada. Si bien normalmente lucirán ropas normales (todo lo normales que nos parecen las prendas típicas de las abuelas del mundo, que ya es decir) y relativamente diferentes entre sí, existe un número importante de mujeres que mantienen las tradiciones perdidas tras la postguerra mundial (nosotros tuvimos postguerra, pero es que lo de “mundial” da un empaque que no veas), por lo que saldrán a hacer sus labores de diario con la vestimenta tradicional, colorida (estas prendas las pueden llevar a cualquier edad pero son las señoras las que lo visten con más asiduidad).




Y aquí concluyo el post de hoy. Diferenciando entre yukata y kimono, que aunque se parezcan enormemente, difieren  en varios puntos que es importante explicar. El kimono es mucho más complejo y pesado, tanto para ponérselo (requiere de ayuda, en ocasiones de un grupo de personas), como para “cargar con él”. Es, también, infinitamente más caro, aunque el yukata tampoco será barato que digamos. Los materiales y el trabajo de realización no son los mismos, siendo el yukata más ligero (originalmente era un pijama que ha ido ganando importancia). Por su parte, antiguamente el kimono se utilizaba a diario, pero ahora está reservado para celebraciones especiales, pese a que ambos sean elegantes (algo así como la diferencia entre un traje y un frac o un chaqué).

Kimono y yukata, respectivamente. Parecidos pero no iguales
Prometí hablar del cosplay, los disfraces y demás. Me retracto arrepentido, pero es que este domingo visito Akihabara, probablemente el lugar más freak de la tierra, con el mayor índice de manga, anime, tiendas de tecnología y gente disfrazada (como una Comic on pero al aire libre) por metro cuadrado que existe, así que me guardo el tema hasta tener el trabajo de campo realizado. La semana que viene daré la réplica masculina y en un par de semanas me centraré en los disfraces, que para eso está Halloween recién pasado. Si no, me salía el post demasiado largo y no es plan de amargar al gentío…
Fácil, sencillo y para toda la famila

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