sábado, 9 de noviembre de 2013

Hábitos en el vestir 3ª Parte: Hombres (dansei, だんせい, 男性)



Soy hombre de palabra y siempre pago mis deudas (cual Tyrion Lannister crecidito), así que tras las damas llega el turno de los caballeros. He de confesar que me encuentro estupefacto por el súbito aumento de visitas del blog (supongo que las niñas con minifaldas de la entrada anterior no habrán tenido nada que ver, claro ¬¬). Alguno incluso me ha confesado que está expectante para ver la réplica masculina, así que habrá que complacer al populacho… 

El béisbol les apasiona desde niños hasta bien mayores


Sea pues, vamos al tajo, o como dicen por acá, hatarakimasho!.


Los hombres en Japón llegan a lucir uniforme tanto o más que sus compañeras femeninas, aunque son quizá menos icónicos en la mayoría de casos. Lo explico brevemente, para hacerlo digerible: en los institutos todos van con uniforme, pero el femenino es siempre más vistoso. Además, como en cualquier país, los muchachos suelen practicar deportes tras las clases en mayor número que las féminas, por lo que aunque varíen de vestimenta seguirán uniformados (llegados a este punto, es conveniente aclarar que el deporte patrio es el béisbol en lugar del fútbol, aunque éste también goza de un cierto protagonismo, por lo que la equipación más común será la de bateador).


Brevemente explicado: una imagen vale más que mil palabras


 De las bodas, sus tradiciones, modalidades, supersticiones  y vestimentas hablaré en un futuro no muy lejano, pero adelanto un detalle que también se aplica al día a día: los hombres utilizan kimonos y yukatas como las mujeres (no tan comúnmente el yukata, si acaso), si bien es cierto que las diferencias entre las prendas de ambos sexos son múltiples como el color (más sobrio para los hombres) o las costuras. 

Por otra parte, el yukata masculino dista menos del femenino, al no contar con hakama (pantalones), que si posee el kimono.



Todo un clásico

Los ejecutivos japoneses (desde cajeros de banco hasta empresarios) están cortados por el mismo patrón. Si no todos, el 95%, que son los que se agolpan unas veces, se adormecen otras, en el metro todas las mañanas. En verano lucen pantalón negro (si acaso azul marino, pero suelen llevar el primero con mayor frecuencia) y camisa de manga corta blanca (los rigores del clima no permiten otra cosa), zapatos, a ser posible negros también. Muchos llevan gafas y todos cargan con un maletín, de nuevo negro, en el que sabe Dios lo que habrá. En invierno se ponen una camisa de manga larga y una americana, permitiéndose alguna variación en los colores, aunque sin mucha floritura.



En los demás oficios existen uniformes propios, pero destaca por encima de todos el de la construcción, ya que, mientras que en los demás las diferencias con Occidente son menores, en este caso particular, surgen dos elementos propios: los pantalones bombachos, pero estrechos desde la espinilla (cual manga de Dragon Ball, por lo menos) y la inestimable (y veraniega) toalla humedecida en la cabeza, para soportar el calor, que les confiere un aire más de piratas que de obreros (o igual soy yo, que tengo mucha imaginación, vaya usted a saber).

Tiene su aquel ir así al "curro"

Pero la estrella son los señores entrados en años. ¡Ah! La tercera edad, qué divertida puede ser a veces… Aquí se uniforman solos, sin necesidad de trabajar o de ir a clase. Es francamente entretenido verlos, a los urbanitas, al menos, con esos pantalones de lona universales (nunca los he visto a la venta, pero están por todo el mundo; será que los jóvenes los tenemos prohibidos…), que aquí se llevan mayoritariamente grises, supongo que por aquello de ir acorde al color de pelo, camisa blanca (éstas se mantienen on fire da igual la edad), zapatillas de deporte último modelo (parece de broma,  pero ya las quisieran muchos chavales occidentales para salir de farra) y una gorra tirando a vieja, preferiblemente de algún viaje, como a Hawaii, que aquí se estila cantidad.
Los jóvenes, no obstante, visten como más o menos les parece, con gran libertad, mucha influencia norteamericana y ese toque propio que tan especial hace a Japón.

Los hay macarras y elegantes, como en todas partes
Habréis observado que me centro casi exclusivamente en el look estival, pero es el tiempo que llevo aquí, aunque cada vez más “The Winter is comming”, con el que, de paso, cierro el círculo referente al tito George. R.R. Martin.

La semana que viene, esta vez sí y salvo causa de fuerza mayor, hablaré de ese afán que tienen aquí para disfrazarse, aunque no celebren ni Halloween (sólo para niños) ni Carnaval. 

Sed buenos.

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