Nunca falta el colorido y la sonrisa de oreja a oreja |
Si en algún punto del planeta los disfraces tienen un significado especial, aparte del las Comic On con el universo de superhéroes americano o los carnavales de Río (por poner dos ejemplos a bote pronto) es en Japón. Eso sí, teniendo presente que mientras que en los otros lugares es puntual, en tierras niponas llega a ser una constante.
Los cosplays
están a la orden del día aunque en determinados puntos de la geografía tokiota
son especialmente pintorescos. Quizá cada día nos sorprenda menos, ya que es
una moda extendida a lo largo y ancho del globo, pero aquí están algunos de los
más trabajados y mejores que se hayan visto, con grandes almacenes destinados
únicamente a satisfacer la necesidad que pueda existir sobre ponerse un pelucón
verde moco que llegue hasta las rodillas, pero allá cada uno.
¡Qué naturalidad!. Cualquiera diría que salen a comprar el ramen de esa guisa... |
Las idols o iconos del pop suelen ponerse disfraces
para actuar, a tal punto que, sin éste y el maquillaje, difícilmente las
reconocería ni su propia progenitora… Son grupos muy numerosos llenos de
jovencitas (los masculinos existen, pero son menos). Especialmente en la vertiente femenina, suelen llevar el mayor colorido posible, como si estuvieran salidas de una caja de rotuladores.
Las niñas muy barrocas y siempre enseñando pierna, los hombres con neones, como los coches tuning. |
Una sirvienta del lejano Oriente |
Las meidos son
muchachas jovencitas que se visten de doncella (meido es maid en japonés) para
atraer a los visitantes a sus “cafeterías”. Sus disfraces son eróticos, aunque nada más lejos de la realidad, tratando a
los clientes con toda la cortesía del mundo (y de paso clavándoles un poco, ya
que se paga por el servicio más que por la consumición), haciéndoles sentir
superiores. Bajo mi punto de vista es bastante sórdido, aunque nunca se va más
allá del mero servilismo, sirve para enfatizar esa sensación de poder y sexo
reprimido, pero allá cada cual. Además está ese aspecto tan japonés como son las orejitas de gato, conejo, que les encanta.
Los anuncios
son la última fuente inagotable del disfraz. Toda empresa que se precie (sea
seria o no) siempre tendrá como poco una mascota representativa (en ocasiones
reconocida, en otras un tanto ridícula, pero es la gracia que tiene). Algunos
pueblos nipones utilizan estos graciosos muñequillos para promocionarse, con
muy buenos datos, he de reconocer.
Funashi, la mascota de Funabashi, una de las más graciosas |
Por ahora, queda concluido el apartado de vestimenta, que, como en el caso de la comida… es susceptible de ser retomado en otro momento, ya que aquí las sorpresas son constantes.
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