Así se las gastaban en los "felices" años 20 |
Las modas
cambian el modo de vestir en los países desarrollados a un ritmo vertiginoso. No
obstante, en Japón, pese a que se mantiene esta tendencia, existe
simultáneamente otra que sigue manteniendo los ropajes clásicos, tradicionales
y aunque también son punteros marcando estilo propio (a menudo excesivamente
extravagante incluso para los diseñadores más avispados), pueden ser
inmovilistas hasta el extremo.
Antes de
empezar a meterme en harina, aviso a navegantes.
1.-Voy a
centrarme en exclusiva a los peques de la casa en este post, dejando a los
mayores para las próximas semanas, porque todos ellos merecen un análisis
pormenorizado.
2.- Dado que
no está bien visto ponerse a hacer fotos a la gente alegremente (imaginad por
un momento que viene alguien de otro país y os empieza a hacer fotos como un
descosido) y si se ponen muy tontos, no es descartable visitar los calabozos
nipones, voy a aportar fotos que circulan ya por la red y, en teoría, están
perfectamente admitidas.
Dicho esto,
empecemos.
De pequeños los transportan en carritos. Van "como quieren" |
Desde
pequeños, los niños japoneses van enseñados a clase, al menos en lo referente a
cómo vestir adecuadamente.
Haciendo de abogado del diablo diré que en
preescolar esto no está impuesto, pero llegada cierta edad, no hay vuelta
atrás. Se uniforman desde la más tierna infancia, para, en algunos casos, no
dejar de hacerlo nunca, ya que lo mantienen en la adolescencia y en la madurez.
Puede que la aseveración suene excesiva, pero no lo es tanto, palabra.
De esta guisa visten los infantes japoneses habitualmente |
Para los días
de diario poseen sus uniformes de escuela (algo no demasiado extraño si tenemos
en cuenta los colegios privados españoles, especialmente regentados por monjas,
donde esa misma práctica se contempla de manera estricta), que en función del
clima y la época del año son más cortos o más largos y si se trata de un día
soleado lo aderezan con unos sombreros redondos que recuerda a los salacots de
los exploradores.
Todo ello, por descontado, con sus mochilas, como cualquier
niño de escuela, pero aquí también destacan con las suyas propias. Para
hacernos una idea, las mochilas en Japón son como las cañas en España, porque no
se conciben sin “tapa” y si alguien no lo entiende, que mire la imagen.
Cambiará el color, pero todas son clavadas, con su tapa |
No son todos
completamente iguales, ya que dependiendo del colegio, cambiarán de color y algún
pequeño complemento, pero en términos generales, se llevan muy poca diferencia.
El chándal con las bermudas y camiseta a juego, son otra constante en los colegios nipones. La única salvedad la constituyen los fines de semana en los que pueden salir mínimamente de la monotonía del día a día, aunque no es que cambien en exceso. En la adolescencia, si acaso, se agravará esta conducta, como destacaré la próxima semana.
Todos muy atentos, todos como gotas de agua
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El chándal con las bermudas y camiseta a juego, son otra constante en los colegios nipones. La única salvedad la constituyen los fines de semana en los que pueden salir mínimamente de la monotonía del día a día, aunque no es que cambien en exceso. En la adolescencia, si acaso, se agravará esta conducta, como destacaré la próxima semana.
Niñas con su yukata. Arregladas pero informales |
Los días de fiesta importante, toca ponerse el yukata, una prenda parecida a los kimonos, aunque menos complicados y ceremoniales que éstos. Esta tradición, de nuevo, se mantendrá a todas las edades.Cuando las niñas cumplen 3 y 7 años y los niños 5 (ellas tienen una celebración más), se ponen de gala con kimono, como los occidentales de "Primera Comunión", pero sin una connotación similar.
De "cosplay hablaré otro día... |
En la próxima
edición, explicaré más detenidamente en qué consisten los yukatas y los kimonos. Tampoco faltarán las faldas cortas, que eso siempre vende por la Red.
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