El origen de todas las aventuras y también su fin |
Sea como
fuere, su éxito fue arrollador, gracias a muchos pequeños aciertos tales como:
La bondad del
protagonista (innata no, como se explica a lo largo de la historia) capaz de
permitirle subir a la nube a la que sólo los puros de corazón podían (Kinton),
hacerse amigo de la pandilla de rufianes que le salía al paso capítulo tras
capítulo (del manga, episodio tras episodio del anime) hasta convertirlos en
sus mejores amigos, tras derrotarlos, eso sí, ganándose su corazón y el de
hordas de niños de varias generaciones que leyeron el manga, vieron el anime,
coleccionaron sus cromos, jugaron con sus muñecos, colgaron sus pósters... Si
bien es cierto que la mayoría se irían diluyendo en las sucesivas sagas
-Yamcha, Ten sin han y Chaoz apenas hacían acto de presencia desde los
superguerreros y Krilín parece que estaba en el ajo para morirse una y otra vez
y poco más, para futuro regocijo y cachondeo en las redes, aunque también para
convertirse en el humano con más novias inverosímiles de la historia, con
permiso de Paquirrín, naturalmente, en los pocos momentos que tenía de vida-,
algunos se mantendrían hasta el final, como Piccolo o Vegeta. Eso no significa
que no diera matarile a algunos de los asesinos más sanguinarios del Universo, entre
los vivos y entre los muertos, que es bueno, pero no tonto.
Muchos mangaka han homenajeado a Toriyama y Dragon Ball... |
-El atajo de
maestros majaderos, pervertidos, seniles…, en los parajes más inverosímiles (un
minúsculo islote que no entiende de mareas ni de tormentas, un planeta minúsculo
-he visto pipicanes más grandes- perdido de la mano de dios en el mundo de los
muertos con un deportivo a la puerta para dar la vuelta al mismo, otro
encerrado por un hechizo en una roca aparentemente irrompible…) pero sabios en
lo suyo, a los que Goku, por otra parte, respeta por encima de todo y de los
que aprende algunas de sus técnicas definitivas.
-La miríada de
aparatos freaks, geaks, futuristas que gastan Bulma y su padre, inventores de
cápsulas que podían albergar en su interior coches y casas (ríete tú de las
tiendas de campaña instantáneas del Decathlon), automóviles aerodeslizantes,
naves espaciales intergalácticas que además son gimnasio para alienígenas exigentes,
cambiaron el concepto tecnológico de pequeños y grandes y al igual que el aero-monopatín
de Michael J. Fox cada vez quedan más lejos de la ciencia ficción y se acercan
más a la ciencia aplicada, aunque quede mucho todavía. En Japón actualmente
están haciendo pruebas satisfactorias con el shinkansen (tren de alta velocidad
nipón) que gracias a campos electromagnéticos no necesita tocar el suelo para
desplazarse, reduciendo el rozamiento y logrando velocidades de más de 500km/h
y que aparentemente coincide con el 50º Aniversario de las Olimpiadas de Tokio,
pero que, curiosidades de la vida, lo hace también con el 30º de Dragon Ball.
...Y no pocos artistas en la Red, con resultados sorprendentes... |
-El
argumento que en Dragon Ball era más superficial y divertido, con momentos
hilarantes, algunos incluso subidos de tono (ese tipo de cosas sucede más a
menudo en Japón y especialmente en el manga) y que en Dragon Ball Z torna en
algo más trascendental al tener que defender todos los planetas del dominio
tiránico de despiadados exterminadores (y no los de las cucarachas del barrio).
Lo cierto es que, puestos a analizarlo con perspectiva, la trama de la mayoría
de sagas es similar e incluso plana -a excepción quizá de Freezer, Piccolo Sr.,
los Superguerreros y alguna película-: un doctor malvado, un padre preocupado
por el potencial de su hijo… sin apenas fuerza decide crear-tutelar a
alguien-algo con un poder inimaginable y muy malas pulgas sin éxito a largo
plazo, ya que, indefectiblemente, el creador acaba siendo víctima de su propio
monstruo, para dar paso al enfrentamiento final, que es el que cuenta, para que
los muchachos resuelvan en el último momento, al borde de sus fuerzas y
comandados por Goku -esto sí que es común a todas las historias-, no sin antes
deleitar a los fans con un recital de movimientos supersónicos, golpes
imposibles, destrucción de bienes inmuebles y bolas de energía que alumbrarían
Las Vegas desde el Pleistoceno hasta un futuro muy, muy lejano -“menos mal que no existen estos tipejos”,
pensarán los capos de las eléctricas, sin darse cuenta de que, en la mayoría de
casos, los tipejos son ellos mismos-. Rompiendo una lanza en favor de Dragon
Ball, cabe decir también que pocos de los mangas de la época han resistido bien
el paso de los años y otros que marcaron igualmente a la generación noventera y
posterior envejeciendo mucho peor todavía, como el caso de Los caballeros del
zodíaco (Saint Seiya) u Oliver y Benji (Captain Tsubasa) que, por mucho que
apelen a nuestra nostalgia, no resisten un visionado adulto.
...Aunque también hay quien hace bromas. |
Tanto el
manga como el anime posterior se tradujeron a todas las lenguas conocidas -en Nueva
Zelanda hay tribus sin apenas contacto con la civilización pero que intuyen que
no conviene enfadar a Vegeta, no digo más- y su trascendencia fue tal que
redefinió en buena medida el género (hay pocos mangaka que no tengan las obras de Toriyama como referentes
clásicos). No en vano, después de 30 años, sigue bastante fresco y
ocasionalmente, aunque algo irregulares, aparecen algunas películas para hacer
las delicias de sus jóvenes y no tan jóvenes fans.
Como amenacé
la semana pasada, el homenaje a Goku y sus amigos no se podía quedar en un
sencillo post, así que la próxima se llenará de curiosidades, guiños, bromas y
chascarrillos de Toriyama (que llega a ser genial en muchos momentos), unos
conocidos y otros, no tanto, en lo referente a Dragon Ball especialmente, como
es natural.