Acabar el año (y empezar el siguiente, como es natural) en un país que no es el propio siempre entraña cierta melancolía y un sinfín de novedades.
Tarjeta (mengayou) para el año entrante del caballo |
La suerte está echada en las bolsas fukubukuro |
Lejos de tomar uvas con las doce campanadas (moda por otra parte reciente en España, producto de un excedente de esta fruta tan versátil), con el famoso de turno frente desde la Puerta del Sol o dondequiera que haya un reloj grande y bien iluminado, se comen los toshikoshi soba, una de las modalidades de fideos que ya explicara tiempo atrás, que representan la longevidad: la esperanza y convicción de llevar una vida larga (y plena, se entiende).
En lugar de salir de cotillón y beber hasta no conocer ni la tabla del 1, se acude al templo budista -denominándose este acto Hatsumoude-, aunque uno sea de otra creencia o de ninguna, en algún momento del día de Año Nuevo. Hay quien prefiere ir a medianoche y quien va al levantarse, después de comer… Bien es cierto que por la noche está muy concurrido ya que se proceden a tocar las joya no kane o 108 campanadas que en esta religión representan el número de pecados de los humanos. Tras escuchar cada una de las mismas, el alma se purifica deshaciéndose de los pecados, partiendo desde cero para el año siguiente. Algunos os jóvenes nipones se aventuran a salir pero poco, ya que esta festividad tiene la misma importancia para los japoneses que la Navidad para nosotros (en lo que a reunión familiar relativamente solemne se refiere, no entro en detalles religiosos ahora).
El paraíso de Bárcenas, para los niños |
Pero lo que realmente marca la diferencia es la comida.
Lo
hace a diario y en una fecha tan importante no podía ser menos. El osechi, que así es como se denomina, es
un conjunto de viandas, normalmente frías (se puede acompañar con sopa o té
para calentarse o con sake y cerveza, aparentemente con el mismo resultado) que
o bien se compra preparado (es excepcionalmente caro) o se realiza uno o dos
días antes (se puede mantener sorprendentemente fresco hasta una semana), lo
que permite a todos los miembros de la familia disfrutar de tan importante y,
en función de cada cual, solemne o distendido acontecimiento.
No hay que
olvidar que esta gente no suele hacer las cosas porque sí, especialmente
aquellas que se sustentan en una cierta tradición, por lo que todos y cada uno
de los alimentos que se presentan en esta especie de bandejas de comida tienen
un significado, pero ya me he extendido demasiado. En un futuro post hablaré al
respecto.
Modelos de osechi, uno compartimentado y otro no tanto, ambos deliciosos |
¡Feliz 2014!
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