viernes, 17 de enero de 2014

Gashapon (gachapon, ガチャポン)



Una pequeña muestra en Akihabara (Tokio)
Año Nuevo y secciones nuevas en el blog. Empiezo hoy el epígrafe dedicado a las máquinas, esas grandes protagonistas por estos lares de las que destacaré entre otras de menos avanzadas a más: las de gashapones (consideradas máquinas, pese a que no lo son tanto), las jidouhanbaiki (máquinas de vending), las máquinas recreativas (estas hay que subdividirlas a su vez en varias categorías, que no desvelaré de momento) y otras más sofisticadas como las de fotomatón (parece que no, con los modelos que tenemos en la península, pero a estas máquinas niponas sólo les falta volar), entre otras. Al grano pues.

Pokemon y Hello Kitty, aunque algo versionados
Los japoneses no son muy dados a comer cosas demasiado dulces. Para la inmensa mayoría, las cosas que en Occidente nos parecen dulces, a ellos les parece demasiado.

Así pues, pese a que tienen golosinas, difieren un tanto de las nuestras y su presencia es muy reducida: suelen tener un hueco en los centros comerciales, pero no aparecen cerca de los colegios -¿será ese el motivo por el que los niños están más calmados? Podría ser-, como abundan en nuestra patria.
 
Al cochecito leré...

El kínder sorpresa que muchos comíamos de pequeños (de vez en cuando) aquí tiene un símil de gran popularidad entre los niños (y no tan niños), pero prescindiendo de la cobertura de chocolate, de modo que únicamente queda la sorpresa metida en un huevo o pelota de plástico. Adiós a las caries.

No es que estas máquinas no existan en nuestro país. Cada día hay más en estaciones, áreas de servicio (codeándose con un Cd o cinta de Camela), centros comerciales y otros lugares de postín y su origen no es otro que el país del sol naciente, aunque hoy por hoy, los objetos de su interior procedan de China, casi con total seguridad.


La particularidad en Japón es que aquí no son un par de ellas. Son legión. Están por todas partes, desde pequeños núcleos aquí y allá hasta enormes pasillos o regiones (sí, regiones) en los supermercados y grandes superficies. Su nombre por cierto procede de la onomatopeya (aquí les encantan y tienen para cualquier situación, incluso las que no son sonoras) gacha-pon que es el ruido que hace la máquina en cuestión cuando se gira la palanca y cae la bola. Muy cuco.

Los personajes del manga son los que tienen más éxito

Anpanman un ídolo de la infancia de todo nipón
En su interior se puede encontrar prácticamente cualquier cosa digna de ser coleccionada: desde muñequitos procedentes del manga/animé (sin duda los más populares, con un mercado alternativo externo a las máquinas que los vieron nacer) hasta objetos que jamás podríamos imaginar, como tipos de setas (su reproducción en plástico, naturalmente), animales varios reales y extintos (no sólo dinosaurios, como cabría esperar), coches de todo tipo e incluso labios de pega y un sinfín de objetos extraños algunos de los cuales sigo sin entender ni su utilidad ni su carácter ornamental, pero, claro, esto es Japón y a veces no hay que buscarle los tres pies al gato sino aceptar las que vienen dadas.

Algunas máquinas son, sencillamente, únicas
Las marcas que, por su parte, lo fabrican y distribuyen no son tampoco nada desdeñables: compañías enormes como la internacional Bandai, por poner un ejemplo están siempre presentes.

Para finalizar, destaco que las categorías se dividen en dos y en esto de nuevo se pueden comparar con los huevos sorpresivos de la compañía italiana (Ferrero, la misma que los otros bombones, qué cosas): el primer tipo, formado por aquellas figuras que vienen en piezas y hay que montar, con sus instrucciones y todo, y el segundo, con figuras enteras, completas, con gran nivel de detalle, todo hay que decirlo.

La semana que viene, más.
 

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