A excepción de mi infancia, cuando madrugaba desafiando a
la razón y al sueño, como niño que era, nunca me ha interesado especialmente la
televisión. Bien es cierto que emiten algún programa decente de vez en cuando
(por contrapartida, la inmensa mayoría me parecen bazofia, aunque no conviene
especificar cuáles, que para eso Tele5 tiene sus propios detractores…) así como
películas, concursos o series, por desgracia cuajadas de publicidad repetitiva
y poco original, salvo algunos casos, cuyo eco llega hasta la red de redes y ni
siquiera la diva Monserrat Caballé, por ejemplo (esta señora hizo un dúo con
Freddy Mercury, para el que no se acuerde, entre otras hazañas), se libra de su
control y chanza consiguiente. De los informativos, mejor ni hablar.
Algunos de los anuncios más raros que se ven por aquí
Como contrapartida en Japón la publicidad es extremadamente
interesante, especialmente para alguien que, como es mi caso, procede de un
país lejano. Lo cierto es que un anuncio bien hecho puede dar mucho que hablar
y quedar en la retina de millones de espectadores. Sus lemas se pueden repetir
en puntos recónditos e inesperados del planeta, gracias a internet y al boca a
boca, dos fuerzas diferentes pero igualmente incontrolables.
El pasado verano se veía todo esto durante los programas
Pese a no entender ni la mitad, reconozco que me fascinan.
Cada pocos minutos irrumpen durante poco más de 40 segundos para volver a lo
que estaban emitiendo y así constantemente. Lo más llamativo de los mismos es la
cantidad de muñequitos -hordas-, y mascotas que hablan, protagonistas -la
imagen publicitaria de una famosa entidad bancaria son un perro, padre de
familia nada menos, su esposa humana, su bella hija, que por lo visto ha salido
a la madre, y su hijo negro, que ese ya es más complicado de explicar: si
Mendel levantara la cabeza, se daba con la tapa y luego…-.
La publicidad de las últimas semanas. Mejor verlo
Además están los de siempre: los de coches que se basan, bien
en la tradición, bien en la última tecnología agregada al cacharro, como los
móviles, la influencia de Disney (más brutal por estos lares que de costumbre, uno
de los frutos más evidentes de la intensa relación mantenida con los americanos
tras la II Guerra Mundial hasta hoy), famosos varios, algunos de índole
internacional, como comenté en su día (Tomy Lee Jones es ya más japonés que
otra cosa) y otros más típicos de la región como la inclusión de muchos bailes
y coreografías, algo de manga, videojuegos varios y, finalmente, cosas de
difícil comprensión incluso para las buenas gentes del lugar, a no ser que uno
lleve una sobredosis de alucinógenos, imagino.
Especial selección de fin de año. Para todos los gustos
Si la publicidad es reflejo de la sociedad en muchos
aspectos, la japonesa se define actualmente de este modo tan peculiar e
interesante. Hay infinidad de muestras en Youtube y otros medios. Esto no es
más que un ejemplo (reciente en la mayoría de los casos) de lo que se ve
actualmente en cualquier televisión nipona.
Quentin Tarantino con la familia más disfuncional que se recuerda
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