Un día cualquiera en las calles de Akihabara |
No descubro nada nuevo.
Sigue siendo lo mismo bajo el sol
(naciente, eso sí), pero para sacar partido a una enorme ciudad como esta conviene
conocer qué visitar y bajo que circunstancias.
Las AKB48. Son muchas más, pero no entraban en la foto |
Comienzo por Akihabara (Akiba le dicen algunos), cuna del
grupo pop más numeroso que conozco hasta la fecha, las AKB48, una suerte de
muchachas, generalmente disfrazadas de colegialas (idols que derrochan
originalidad por todos los costados…) en uno de los negocios musicales más
lucrativos que he visto. Son legión (iban a ser 48 en un principio, de ahí su
nombre, pero se les empezó a ir de las manos y son aproximadamente un centenar
con diferentes “equipos”, a su vez). Lo cierto es que podría tratarse del
primer grupo que llena más el escenario que las butacas, si no fuera por su
enorme popularidad. Eficientemente se distribuyen para aparecer en pequeñas
hordas en televisiones, medios de comunicación, dar conciertos, etc. Están en
todas partes y en el barrio más freak del planeta son las reinas actuales.
Las meidos repartiendo propaganda de sus cafés |
Ellas y las meidos (traducción japonesa fonética de maid
inglesa), que regentan numerosas cafeterías y garitos (algunos un tanto
sórdidos, aunque, hasta donde conozco nunca van a más): chicas disfrazadas de
sirvienta francesa con complementos más orientales como orejitas de peluche (algo
icónico que aquí aparece por doquier), que tratan de atraer a propios y
extraños.
Pero Japón es tierra de contrastes extremos y Akihabara no
lo es menos. Como decía, es probablemente uno de los lugares más freaks del
planeta y lo es por dos motivos concretos y bien diferenciados entre sí,
incluso en alturas, ya que el primer caso se suele ubicar en la planta baja de
los edificios (a pie de calle), mientras que el segundo suele estar en el
interior de los mismos ocupando varias plantas:
¿Un fusible descatalogado, una pieza imposible? Razón aquí |
a)
La electrónica: hay de todo. De verdad, DE TODO.
Nuevo y viejo, componentes imposibles de conseguir en cualquier otro lugar,
cachivaches increíbles, las consolas y ordenadores más nuevas del mercado y las
más retro y olvidadas funcionando a la perfección, para deleite de la mayoría
que lo visita y sabe a lo que va.
Además de las grandes superficies que se
arremolinan en torno a la estación del tren, con lo último en informática,
televisión, música, cámaras y un larguísimo etcétera, existen infinidad de
pequeños pasillos y callejuelas llenos de pequeños puestos donde comprar lo que
uno pueda imaginar, siempre y cuando lleve cables, pilas o baterías. Cuenta la
leyenda que es posible crear robots propios con los materiales que allí se
venden (habrá que ver también cómo serán los robots resultantes, claro, pero
todo es posible en este lugar).
No hay colección inacabable en Akihabara |
b) El coleccionismo de manga/anime: y otras tantas
cosas que los muchachitos nunca confesarían a sus padres y menos todavía a sus
novias, los que las tengan. Claro que cada vez son más las chicas que se
adentran en este mundillo. Cartas (cards), figuritas, cómics y muchas otras
cosas se pueden encontrar en tiendas especializadas que harán las delicias de
cualquier otaku.
En lo que se refiere a las buenas gentes que pueblan Akiba,
es necesario aclarar que la atmosfera cambia enormemente del fin de semana al
resto, ya que los sábados y domingos se peatonalizan varias calles principales
para permitir el libre desplazamiento de gentes. Además de las ya citadas
meidos, no son pocos los que salen a la calle ataviados con algún vistoso
disfraz (elaborados al detalle, porque esta gente no será otra cosa, pero
perfeccionista, hasta el límite).
Los clásicos de 8 bits y muchos más por unos pocos yenes |
Los restaurantes son como en el resto de Japón. Una interesante
variedad de comida tradicional y las cadenas norteamericanas (aunque no son las
únicas) que están en todos los sitios, amén de algún restaurante con comida internacional.
Quedan muchos rincones por descubrir en Tokio, pero tiempo
habrá en otras ediciones. Por hoy, es todo.
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