sábado, 19 de julio de 2014

Mascotas II: Perros (inu,いぬ,犬)


Hay familias disfuncionales y luego está la de "Papá perrillo"
Compañeros fieles, amigos de por vida (algunos, incluso, más allá), fábricas de babas, amantes de huesos (aunque, contra la creencia popular, está demostrado que no les sientan muy bien), ladradores y poco mordedores, todos los Toby, Boby, Max, Buddy, etc., los animalitos que para bien o para mal llevan una vida de perros, están de aniversario. Y es que, aprovechando que el lunes 21 de julio es el Día Internacional del Perro, vuelvo con la sección con más pelo del blog (más que el cepillo de Chewbacca): las mascotas, y más concretamente -no podía ser de otra manera- los cánidos, que pueblan los hogares nipones, dando compañía y cariño a todo aquel que lo requiere, sólo que unas horas antes que en otro sitio, porque aquí amanece más pronto, vaya.

Ni el mismísimo Gene Simmons puede sacar la lengua así
 Conviene precisar que en Japón hay razas tanto de perros como de gatos singularmente diferentes a las que nos acompañan en las casas españolas. Algunas se han hecho particularmente famosas en los últimos años por películas, anuncios y mangas. Otras se han podido atribuir erróneamente a Japón precisamente por su influencia mediática.

Uno de los perros más internacionales, con perdón de Lassie, Milú, Ideafix o RinTín Tín es Hachiko (aquí gana por la mano ya que éste a diferencia de los otros, es real), un perro de raza Akita, modelo de fidelidad y tesón, cuenta con una estatua conmemorativa junto a la estación de Shibuya y su icónico paso de cebra.

No es un peluche: ladra, come y caga, pero le falta poco
Algunas razas de interés son la Hokkaido, como la región septentrional nipona, con su representante mediático de la compañía telefónica SoftBank, del cual he hablado en alguna ocasión por ser padre y marido en la ficción televisiva de un bigardo negro, una jovencita guapísima japonesa y una mujer, bien mantenida, también japonesa, que desafía todas las leyes de la genética y que, como no podía ser menos, habla (a ver si no es por labia, cómo encandiló a una humana para hacerle dos hijos, aunque uno sea de otra raza en un triple salto mortal mendeliano), compartiendo diálogos con celebridades de la talla de Tarantino o Tommy Lee Jones, que vive más en Japón que en ninguna otra región del globo y sufriendo muchas perrerías, como su raza indica.

Los Spitz japoneses son esos perros que bien podrían pasar por peluches cuando son cachorros y de mayores, prácticamente, también. No son el tipo de perros que llevaría la mayoría de la población, pero tienen su público fiel.

No obstante, no todos los cánidos son calmados y achuchables, sino que también tienen razas propias más “guerreras” como los Tosa Inu, aunque como cualquier otro animal doméstico, bien adiestrado desde cachorro puede ser un compañero fiel, cariñoso y tranquilo.Algo que muchas personas, tristemente, no acaban de entender, ya que los que acaban "pagando el pato" son los perros y no los dueños.

Un corgi cualquiera y Ein, el más famoso de su clase
Para finalizar, un pequeño anexo: los perros paticortos de la raza Corgi, afables como ellos solos, son realmente populares en Japón, aunque proceden de Gales. Por si fuera poco, el manga (y anime) de culto Cowboy Bebop lo catapultó a la fama, contribuyendo a la (errónea) creencia de su origen japonés. 

En una temporada, para no resultar excesivamente repetitivo, los gatos: expendedoras PEZ de bolas de pelo, leones en miniatura y un sinfín de apelativos que no vienen al caso.



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