sábado, 12 de julio de 2014

Arreglo floral (ikebana, いけばな, 生け花)

Cuando éramos pequeños teníamos que repetir sin parar en clase de ciencias naturales aquello de que la flor estaba compuesta de androceo y gineceo, mezclando términos, confundiendo estambres con pistilos y vaya usted a saber qué otras cosas.

Tras una aparente sencillez se esconde una enorme complejidad
La verdad es que, aunque pocos lo recuerden ya (como las raíces cuadradas, el polisíndeton o tocar villancicos con la flauta dulce), salvo los biólogos, botánicos y algunos más, es un tema con mucha miga, con una repercusión para la vida planetaria que a duras penas alcanzamos a imaginar.

Como elemento decorativo aparecen en todos los acontecimientos importantes en la vida (y la muerte) de una persona, sirven para que las abejas fabriquen miel y para que los hombres que la “han liado parda” pidan perdón a sus parejas (también hay alguno que lo hace por otros motivos: sí, somos una especie en extinción) y adornan jarrones, jardines públicos y privados desde tiempos inmemoriales, aportando colorido, vistosidad y fragancia.

Pero, ¿Qué tienen de especial las flores en Japón?

Bien es cierto que existen flores un tanto exóticas que son realmente complejas de ver en otras latitudes -no es que servidor sea un gran experto en estas lides, aunque sí tengo contactos que saben mucho, como http://www.megustanlasflores.com/blog/- pero lo más importante es que los nipones se han especializado en el milenario arte del arreglo floral, con excelentes resultados.

El aspecto ceremonial es lo que caracteriza a una sociedad que consigue que dos señores con sobrepeso peleando entre sí en ropa interior luzcan honorables como pocos, que se pueda vivir pintando caligrafía a modo de cuadernillos rubio (con kanjis, tampoco hay que desmerecer porque sí) un poco más grandes sobre lienzo o que tomarse un té sea algo cuasi-sagrado (si hasta suicidándose siempre han tenido más estilo que nadie y no es que otros pueblos no hicieran un pincho moruno de tripas llegado el momento como guerreros y hasta personajes ilustres de la Grecia Antigua saltando sobre su espada, clavada previamente en la tierra, pero no con la misma dignidad) o que colocar unas flores de una manera concreta, combinándolas entre sí o con otros elementos sea algo aparentemente sencillo y espectacular a un tiempo.

¿Cómo se consigue esto?

El que crea que cualquiera puede hacerlo que lo intente
Con disciplina. Simple y llanamente. Como casi todo en esta sociedad. Así consiguen que adolescentes tengan un nivel más alto en los institutos que universitarios de otros países (también hay vagos, como en todas partes, pero menos), que en desastres naturales como tifones, terremotos, maremotos (cuando la naturaleza está por tocar la moral, en pocos sitios se pone tan tonta como en Japón), hasta la mafia, la despiadada yakuza de las películas, se arremangue y eche un cable como cualquier hijo de vecino, que ya me gustaría ver a mí a la ‘ndrangheta o la bratva haciendo algo similar… La disciplina lo es todo y no hay quien gane en eso a los japoneses.

Aunque la mayoría de las personas creen que el ikebana o arreglo floral (aquellas que se han leído un libro o dos, que como está España hoy por hoy serán más bien pocas) es originario del país del sol naciente, la realidad es diferente sucediendo que, como en muchísimas otros aspectos y por mucho que les pese, procede de las vecinas China y Corea, como una especie de tributo budista, pero que finalmente, como en las películas de Karate Kid de los años 90, es de esperar que, tal vez no hoy ni mañana, pero llegado el momento el alumno supere al maestro, que es lo que sucede a mediados del siglo X.

En el ikebana, hay varios elementos a tener en cuenta:

-Lo primero serán los materiales, ya que sin ellos, no hay mucho más que hacer. Siempre procederán de la naturaleza (semillas, ramas, hojas, flores, frutas…), tanto secos como frescos e incluso se admiten artificiales, aunque con muchos reparos. En un principio, éstos tenían que proceder del lugar en el que se realizaban, pero con el paso del tiempo y pese a la rigidez de la mayoría de aspectos, esa norma ha ido cayendo en el olvido paulatinamente.

Arte o sencilla decoración: ambas a la vez
-Lo siguiente es el diseño y como en otras situaciones, esta disciplina contempla los colores, las formas o las texturas y la armonía que se desprende de las mismas, huyendo de estridencias, buscando sofisticadas creaciones que luzcan a su vez sencillas.

-Por último, y esto ya es el recopetín, los realmente expertos en la materia llegan a ser capaces de distinguir las diferentes escuelas, como si se tratara de artes como la pintura o la escultura, con sus propios idearios y manifiestos, influencias, grandes maestros y hasta talleres.

De este modo se consigue elevar una labor considerada por muchos como una mera artesanía (para otros incluso menos) a la categoría de arte con mayúsculas. Arte efímero, en la mayoría de los casos, por los elementos empleados, pero arte al fin y al cabo.

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