sábado, 14 de junio de 2014

Esas pequeñas cosas 2 (sasai na koto ni, ささいなこと に, 些細なこと二)


No se pueden dar dos pasos sin encontrar alguna
1.  Las pantallas: están por todas partes. Al margen de lo icónicos que son los barrios como Shibuya, con los enormes neones convertidos hoy en pantallas gigantescas, no se puede salir a comprar a ningún sitio sin encontrárselas, aunque sean de 3 o 4 pulgadas.

Estar mirando algún artículo -comestible, de higiene, etc…- y que te “asalte” un ruidoso anuncio en una especie de Nintendo DS está a la orden del día en los supermercados nipones.

Desde luego, ya no hay quien compre tranquilo.

2.    El sol: hay pocos países que tengan el sol por bandera, pese a estar considerado el astro rey. 

Uruguay, Argentina, teóricamente Corea y poco más. 

Bien protegida y por la sombra
No obstante, Japón siempre lo ha tenido claro: ya sea la versión con rayos que, contrariamente a lo que se cree, no es representativa únicamente de la Segunda Guerra Mundial, como lo fue la bandera nazi, sino que es previa y todavía hoy se usa en determinados sectores navales, ya sea la versión moderna y sencilla que ha dado lugar a numerosos chascarrillos por la zona de Chueca, Lorenzo está muy presente en la iconografía mundial y especialmente en la nipona, donde, no en vano,  su sobrenombre es “el país del sol naciente”.
El sol se deja sentir con fuerza en Japón. La humedad tampoco ayuda, como es natural. Es por eso que existe un sinfín de objetos para protegerse del mismo.

Todo aquel que haya visto a un turista japonés -especialmente las mujeres, que son las que más se cuidan- se habrá percatado de esas gorras que parecen lámparas, que tienen poco de estético pero mucho de útil. Para los asiáticos en general y los nipones en particular, esto tiene una sencilla explicación: el cuidado de la piel es algo primordial, tanto en lo que a salud corresponde -para evitar sustos de índole cutánea- como en lo que socialmente se considera elevado: su piel es más delicada que la nuestra en ese sentido (en otro es mucho más agradecida y permite que aparenten menos años de los que tienen hasta una edad avanzada) y una piel clara indica un rango social alto, ya que los que trabajan al exterior son los otros (como en Occidente hasta la irrupción de Coco Chanel).

Incluso las bicis llevan "guantes" para protegerse del sol
Las gorras no son el único elemento controvertido, ya que utilizan sombrillas,  parasoles, incluso en los días nublados (no son paraguas, aunque pudiera parecerlo). Cubren además sus manos de Ben Gay (que diría el ínclito Juan Luis Guerra) con largos guantes de finos materiales, que a mí, como cinéfilo amateur, me evocan una y otra vez a esa escena emblemática en la que Rita Cansino se nos mostraba seductora bajo su célebre personaje, instantes antes de saltarle un diente de un bofetón a Glenn Ford (es verídico) y demostrando, dicho sea de paso, que una mujer puede ser dulce y fuerte, temperamental en cuestión de unos instantes.
Así todas y cada una de las veces que me cruzo con alguna japonesa y son incontables, porque hay muchas y todas van igual.
Por contrapartida, como es natural, usan menos crema solar, ya que el contacto con la piel es mínimo. 

3.  Los pañuelos de papel: desde el día en que llegué a Japón, y va para un año, no he comprado jamás pañuelos de papel y “me salen por las orejas”, que no son pequeñas. ¿Cómo puede suceder algo así?, cabría preguntarse. Y ya puestos en harina,

-¿Es un mago?
- No.
-¿Es un payaso?
-Eso no viene al caso.
-¿Entonces, qué?

Los pañuelos son siempre iguales, pero cambia el anuncio
La explicación es muy simple: infinidad de jovencitos y jovencitas en todos los nodos ferroviarios los regalan con fruición, prácticamente a todas las horas y todos los días de la semana.
Los pachinkos y otros muchos establecimientos incluyen un pequeño papel promocional en el interior de los mismos (en ocasiones puede estar impreso en el plástico que los recubre) a modo de propaganda y los regalan para llegar al mayor número posible de personas. 

Aparentemente todo el mundo sale beneficiado: los chicos ganan un dinero fácil repartiéndolos, los viandantes consiguen pañuelos gratis por doquier y la compañía o el lugar que aparece anunciado, supongo, incrementará sus beneficios ante la avalancha de incautos compradores, que inducidos por la publicidad acudirán en masa a afiliarse/comer/jugar, etc.

El tema, como ya se avisó en la primera entrega, da para mucho más, así que más pronto o más tarde,  habrá una tercera parte.

2 comentarios:

  1. En realidad todo esto sale en los mangas, pero es verdad que en mis vacaciones en Japon termine llena de pañuelos.
    Me gusta realmente tu blog, espero que sigas colgando posts ;)

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias. Todas las semanas, religiosamente, escribo, con mayor o menor calidad, pero con gran constancia.

    Y tienes razón. Los mangas, aquellos que no son fantásticos al menos, nos acercan al mundo nipón con sorprendente realismo.

    ResponderEliminar