El Victory esperando a los navegantes |
Amanece entre la bruma y los
barcos comienzan su trayecto. Un periplo condenado a repetirse día tras día
para regocijo de los turistas -tanto nacionales como extranjeros-, que aparecen
sin cesar para contemplar un paisaje único, lleno de cierta magia y no menos
misterio, como suele pasar en todas las localizaciones rurales de Japón.
Enclavado entre altas montañas se encuentra imponente en lo que constituye la caldera volcánica del monte homónimo (Hakone) próximo al monte Fuji, bautizada como Lago Ashi o Ashinoko y a su alrededor en un paraje de ensueño, plagado de vegetación y salpicado por algunas casas -cabañas en ocasiones, aunque gocen de más lujos que algunas mansiones urbanitas-. Posee la categoría de Parque nacional (Fuji-Hakone-Izu) junto a la región de los Cinco Lagos (en la prefectura de Tokio, entre los que sin embargo, no se encuentra el susodicho), el propio monte Fuji, y la península de Izu con su archipiélago, altamente recomendables, todos ellos.
Una visión del santuario sintoísta |
Volviendo al lago Ashi, algunos
de los barcos que ofrecen visitas turísticas al mismo son modernos y cuentan
con numerosas ventajas para disfrutar de un viaje que cuenta, habitualmente con
tres escalas y cuya duración no suele exceder la hora. No obstante, el mayor
atractivo que posee el lugar es montar en una suerte de galeones piratas -hay
tres: rojo, verde y negro, este último se supone que está basado en el navío Victory,
del archiconocido almirante Nelson-, que hacen las delicias de los niños y
entretienen a los adultos.
Las altas montañas que dominan en
torno al lago permiten una visión sublime del monte Fuji (en días despejados),
así como de Tokio y la costa (en un recorrido por todas ellas). La más
destacada, cuenta con un teleférico para disfrutar de sus vistas desde la cima.
Tres modelos a elegir: verde, rojo o negro |
Como era de esperar, no faltan
tampoco templos budistas y santuarios sintoístas, recordando vagamente el
segundo y más destacado al icónico Itsukushima, por su torii sobre las aguas.
Por descontado, el lago y sus
alrededores poseen innumerables sorpresas más: un museo contemporáneo, cabañas
para retiros de empresa y, por supuesto, onsen (balnearios) son algunas de
ellas.
· Los balnearios -no hay que
olvidar que estas aguas son termales- que en Japón se hallan por doquier, se
multiplican más si cabe en estos lugares, por la proximidad de los volcanes. En
cualquier caso, de balnearios y demás baños, spas, etc. realicé un post más detallado
en su momento, del que dejo el enlace a continuación para todo aquel que quiera
echarle un vistazo rápido: http://ramonsevaajapon.blogspot.jp/2014_02_01_archive.html.
Qué buenos están para la pinta que tienen |
En esta región, los llamados onsen tamago (una
especie de huevos pasados por agua pero menos hechos todavía, ya que el agua
está a menor temperatura, de ahí su nombre, como si se cocieran en el agua de
un balneario, en torno a unos 40ºC), son especiales y se llaman ‘huevo negro (黒玉子, kuro-tamago), ya que se
obtienen al teñir las cáscaras los sulfatos e iones de hierro disueltos en
el agua (o eso dice Wikipedia).
Con ese color cualquiera podría pensar que son de burro o de grillo,
por las frases castizas, pero no, son de gallina.
Cenas con mucha miga en los hoteles-onsen |
· No son pocas las compañías (y
aquí estamos hablando de algunas de las principales potencias mundiales) que
gozan en propiedad de una cabaña para realizar retiros, descansos, jornadas o
como lo quieran llamar para fortalecer las relaciones entre sus empleados.
· El Pola Museum of Art aparece
majestuoso con un edificio de arquitectura orgánica, del prestigioso y
centenario estudio Nikken Sekkei, que alberga en su interior algunas joyas
apenas conocidas de los maestros impresionistas, postimpresionistas,
expresionistas y cubistas (especialmente), que cuesta trabajo creer que se
encuentren en el citado lugar por el hecho de estar, aparentemente, en mitad de
ninguna parte, pero que cuenta con un entregado público -aquí no tienen Telecinco,
son más de otras miras- y que recomiendo encarecidamente (aunque el precio de
la entrada, todo hay que decirlo, no es precisamente barato). Entre los
artistas también se halla Tsuguharu
Foujita, como máximo representante nipón, un artista japonés que se fue a
Francia y tuvo un éxito cuando menos reseñable durante la primera mitad del Siglo
XX. Dejo el enlace del museo, para el que tenga interés: http://www.polamuseum.or.jp/english/
Las vistas del monte Fuji y otros puntos son espectaculares |
· Por último y aquí no podía faltar
el referente freak, Hakone tiene un referente en el mundo del anime muy
importante. La historia de Evangelion, tan apasionante como desquiciada según
se mire, sitúa Neo Tokyo (Tokyo-3, para ser más precisos) en torno a la ciudad
de Hakone y la base de Nerv, la compañía que manipula los Evas exactamente
junto a la orilla del lago Ashi (debajo, más bien, ya que sería subterránea).
Hay numerosas referencias por toda la región a los Evas y un amplio surtido en
lo referente a merchandising.
Como dato más curioso, si cabe, durante el
reestreno de Evangelion (su adaptación, más bien) se potenció el lugar a bombo
y platillo, pero tuvieron que dejarlo rápidamente por la avalancha de gente que fue a
visitar el lugar, acabando con la paz y la serenidad que allí suele reinar.
Con
esto y un bizcocho, aquí ya es día 18. Buen fin de semana.
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