sábado, 17 de mayo de 2014

Visitando Hakone (hakone, はこね, 箱根)

El Victory esperando a los navegantes

Amanece entre la bruma y los barcos comienzan su trayecto. Un periplo condenado a repetirse día tras día para regocijo de los turistas -tanto nacionales como extranjeros-, que aparecen sin cesar para contemplar un paisaje único, lleno de cierta magia y no menos misterio, como suele pasar en todas las localizaciones rurales de Japón.

Enclavado entre altas montañas se encuentra imponente en lo que constituye la caldera volcánica del monte homónimo (Hakone) próximo al monte Fuji, bautizada como Lago Ashi o Ashinoko y a su alrededor en un paraje de ensueño, plagado de vegetación y salpicado por algunas casas -cabañas en ocasiones, aunque gocen de más lujos que algunas mansiones urbanitas-. Posee la categoría de Parque nacional (Fuji-Hakone-Izu) junto a la región de los Cinco Lagos (en la prefectura de Tokio, entre los que sin embargo, no se encuentra el susodicho), el propio monte Fuji, y la península de Izu con su archipiélago, altamente recomendables, todos ellos.

Una visión del santuario sintoísta
Volviendo al lago Ashi, algunos de los barcos que ofrecen visitas turísticas al mismo son modernos y cuentan con numerosas ventajas para disfrutar de un viaje que cuenta, habitualmente con tres escalas y cuya duración no suele exceder la hora. No obstante, el mayor atractivo que posee el lugar es montar en una suerte de galeones piratas -hay tres: rojo, verde y negro, este último se supone que está basado en el navío Victory, del archiconocido almirante Nelson-, que hacen las delicias de los niños y entretienen a los adultos.

Las altas montañas que dominan en torno al lago permiten una visión sublime del monte Fuji (en días despejados), así como de Tokio y la costa (en un recorrido por todas ellas). La más destacada, cuenta con un teleférico para disfrutar de sus vistas desde la cima.

Tres modelos a elegir: verde, rojo o negro
Como era de esperar, no faltan tampoco templos budistas y santuarios sintoístas, recordando vagamente el segundo y más destacado al icónico Itsukushima, por su torii sobre las aguas.

Por descontado, el lago y sus alrededores poseen innumerables sorpresas más: un museo contemporáneo, cabañas para retiros de empresa y, por supuesto, onsen (balnearios) son algunas de ellas.

· Los balnearios -no hay que olvidar que estas aguas son termales- que en Japón se hallan por doquier, se multiplican más si cabe en estos lugares, por la proximidad de los volcanes. En cualquier caso, de balnearios y demás baños, spas, etc. realicé un post más detallado en su momento, del que dejo el enlace a continuación para todo aquel que quiera echarle un vistazo rápido: http://ramonsevaajapon.blogspot.jp/2014_02_01_archive.html

Qué buenos están para la pinta que tienen
En esta región, los llamados onsen tamago (una especie de huevos pasados por agua pero menos hechos todavía, ya que el agua está a menor temperatura, de ahí su nombre, como si se cocieran en el agua de un balneario, en torno a unos 40ºC), son especiales y se llaman ‘huevo negro (黒玉子, kuro-tamago), ya que se obtienen al teñir las cáscaras los sulfatos e iones de hierro disueltos en el agua (o eso dice Wikipedia). 

Con ese color cualquiera podría pensar que son de burro o de grillo, por las frases castizas, pero no, son de gallina.

Cenas con mucha miga en los hoteles-onsen
· No son pocas las compañías (y aquí estamos hablando de algunas de las principales potencias mundiales) que gozan en propiedad de una cabaña para realizar retiros, descansos, jornadas o como lo quieran llamar para fortalecer las relaciones entre sus empleados.

· El Pola Museum of Art aparece majestuoso con un edificio de arquitectura orgánica, del prestigioso y centenario estudio Nikken Sekkei, que alberga en su interior algunas joyas apenas conocidas de los maestros impresionistas, postimpresionistas, expresionistas y cubistas (especialmente), que cuesta trabajo creer que se encuentren en el citado lugar por el hecho de estar, aparentemente, en mitad de ninguna parte, pero que cuenta con un entregado público -aquí no tienen Telecinco, son más de otras miras- y que recomiendo encarecidamente (aunque el precio de la entrada, todo hay que decirlo, no es precisamente barato). Entre los artistas también se halla Tsuguharu Foujita, como máximo representante nipón, un artista japonés que se fue a Francia y tuvo un éxito cuando menos reseñable durante la primera mitad del Siglo XX. Dejo el enlace del museo, para el que tenga interés: http://www.polamuseum.or.jp/english/

Las vistas del monte Fuji y otros puntos son espectaculares
· Por último y aquí no podía faltar el referente freak, Hakone tiene un referente en el mundo del anime muy importante. La historia de Evangelion, tan apasionante como desquiciada según se mire, sitúa Neo Tokyo (Tokyo-3, para ser más precisos) en torno a la ciudad de Hakone y la base de Nerv, la compañía que manipula los Evas exactamente junto a la orilla del lago Ashi (debajo, más bien, ya que sería subterránea). Hay numerosas referencias por toda la región a los Evas y un amplio surtido en lo referente a merchandising. 

  Como dato más curioso, si cabe, durante el reestreno de Evangelion (su adaptación, más bien) se potenció el lugar a bombo y platillo, pero tuvieron que dejarlo rápidamente por la avalancha de gente que fue a visitar el lugar, acabando con la paz y la serenidad que allí suele reinar.


Con esto y un bizcocho, aquí ya es día 18. Buen fin de semana.

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