Estación Central de |
Aunque el título pueda parecer redundante, no lo es tanto, ya que el centro de la capital se conoce como Tokio a secas, mientras que los barrios y otros puntos tienen su denominación propia.
Y es que uno de los lugares más emblemáticos es lo que se
conoce como Tokio central o sencillamente Tokio.
En este punto geográfico localizado
en el barrio de Chiyoda, se pueden encontrar un par de lugares muy
recomendables. En primer lugar, la propia estación a la que casi con total
seguridad usan -se desplazan cuando menos por medio del metro y el tren-
prácticamente todos los visitantes que llegan a la capital.
Árboles dentro y fuera de los edificios |
Goza de gran prestigio e incluso posee un hotel en una de
sus salidas -la que lleva al Palacio imperial-, más tirando a caro -de los de
vender un riñón para pagar una noche en sus habitaciones- que a barato.
Lo siguiente son
todos los grandes edificios (no exactamente rascacielos sino edificios bastante altos) que hay alrededor, ya que las empresas y multinacionales
tienen copado todo el espacio por ser un punto estratégico de vital importancia
en la capital. Con todo y con ello, la comunión de los japoneses con la
naturaleza es tal, que se pueden encontrar auténticos árboles en las terrazas
de los mismos, por sorprendente que pueda parecer.
No obstante, el destino turístico por excelencia es el Palacio
imperial, del que conviene matizar un par de detalles: dicho palacio está en
uso actualmente por la familia imperial, por lo que consta de tres partes:
Antiguo: horizontal, nuevo: vertical, no tiene pérdida |
·
la primera es una enorme extensión ajardinada
con un gran foso que junto a la muralla cumple ya una labor más decorativa que
defensiva. Esta parte es de libre acceso para cualquiera que quiera huir del
bullicio urbano. Es francamente difícil no ver a gente haciendo footing por
estas explanadas al ser un lugar idóneo para hacer ejercicio al air libre en
medio de la ciudad.
·
la segunda está dentro del recinto amurallado
propiamente dicho, donde hay partes para visitar con gran peso histórico.
El
aspecto magistral del palacio que, salvo la torre principal y las pequeñas defensivas es completamente
horizontal (los edificios de la servidumbre así eran) contrasta con el fondo de
los citados rascacielos con unas líneas perfectamente definidas. La entrada es
libre y gratuita previo paso por una entrada de control (mera formalidad) y en
su interior hay incluso pequeños museos con objetos de los emperadores pasados
y actuales.
Hay quien cruza el foso del palacio a nado como si nada... |
· la
tercera es la residencia del emperador. Únicamente se puede visitar dos días al
año, muy próximos en el calendario, por cierto, ya que son el cumpleaños del
emperador (23 de diciembre) y el día de Año Nuevo.
Como advierten en muchos lugares, lo que se puede ver en el centro de Tokio no
es exclusivo: hay otros castillos distribuidos por Japón (Osaka, Matsumoto,
Hiroshima, Himeji, entre otros) mucho mejores y con menos restricciones, por lo
que a la hora de planear un viaje hay que tener en cuenta este factor: es
recomendable pero no imprescindible, aunque en conjunto lo cierto es que resulta
muy interesante.
Una típica y apacible estampa nipona en el Palacio imperial |
En próximas ediciones, Ginza o cómo ver cosas que no te podrás permitir nunca salvo que seas directivo de una eléctrica española, que entonces, dos de cada; las torres de Tokio -cuando pensabas que la primera era grande, van y hacen una el doble- y Shibuya, del perro más famoso de Japón al paso de cebra más famoso y concurrido del mundo (el de Abby Road no es tan concurrido, al menos), en un centenar de metros, entre otros.
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