Todo un clásico entre los clásicos |
Si hay un producto internacional japonés por excelencia -junto
con la gastronomía- es el manga.
En otras ocasiones lo he dicho y lo repito una vez más. El
manga es para todos los públicos en Japón. Esto no significa que todos los
mangas vayan dirigidos a todos los públicos, por supuesto. Hay mangas para
niños, otros exclusivamente para adultos, con una carga sexual que podría
sorprender a más de uno en otras latitudes -es otro lugar con otros gustos, en
ocasiones-, mangas para adolescentes o para mujeres (estos dos últimos sin
restricción alguna pero centrados en satisfacer a un público concreto).
Es algo
completamente común observar en un vagón de metro a gente de cualquier edad devorando
las páginas de un cómic, independientemente del sexo o la edad del lector -esto
es Japón, y, por descontado, las tabletas y los móviles no están exentos…
Los magazines varios (aquí hay una infinidad de Superpops
niponas, dado el éxito del llamado pop japonés o J-pop, que leen también
algunos hombres, entre otras muchas revistas de una infinidad de géneros)
comparten los estantes de cualquier tienda especializada o simple supermercado
con un sinfín de comics variados, ya sean monográficos o conjuntos –muchas de
estas publicaciones son auténticos tochos en los que aparecen amalgamados
muchas historias diferentes.
Títulos sugerentes para atraer al lector |
Algunos de las historietas más famosas de todos los tiempos -Dragon Ball o la incombustible One Piece, sin visos de acabar por el momento- empezaron así. No
son las únicas, ni Japón es excepcional en este sentido ya que antaño en otros países se hacía algo similar, con Tintín
en Le petit vingtième en Francia o en España los cómics de TBO o más modernos
si bien perdidos en la noche de los tiempos con El botones sacarino -uno se va
haciendo viejo- compartiendo páginas con Las tortugas ninja… algo que se ha ido
perdiendo, aunque quedan algunos casos.
Como he prometido en alguna ocasión, no lo olvido, hablaré
en un futuro próximo de los más destacados de manera exclusiva, dado el peso
fundamental que tienen en su cultura y su influencia en la piel de toro y otros
tantos países, donde no faltará alguna rareza fabulosa que quizá a alguien le pueda parecer un
tanto extraña, pero que sorprenderá a la inmensa mayoría.
El kanji del libro (hon) que todo lo abarca (más CD y DVD) |
El negocio de los mangas ha llevado a algunas empresas a
hacerse cargo de aquellos de segunda mano, para su reventa posterior (o mero
alquiler).
Estas empresas, parte videoclub -también incluyen juegos de consolas
e incluso las propias consolas en sí mismas-, parte librería, están por doquier
en cualquier ciudad de la geografía nipona y prosperan comprando estos objetos -no
sólo los mangas sino también los libros- que a la gente le sobran en casa dado
el reducido espacio de las mismas y a esa conciencia de reciclaje tan
importante en un país que aprovecha todo con enorme eficiencia.
Una marea de libros perfectamente ordenados y en categorías |
El concepto es simple: comprar los libros por prácticamente
nada (entre tirarlos y que te den algún yen que otro en la tienda de la
esquina, siempre sale más a cuenta lo segundo, aunque sea una miseria) y
venderlos por un precio muy competitivo (en torno a 100 o 200 yenes normalmente,
algo más si se trata de libros), sin descartar una posterior recompra y reventa
ya que, por norma general, los japoneses suelen tratar con gran cuidado los
libros por lo que rara vez estarán dañados y podrán ser comercializados un
sinfín de ocasiones. Suelen ser tiendas enormes, pues aunque el saber no ocupa
lugar la ingente cantidad de mangas diferentes sí y también venden discos (sí,
aquí siguen haciendo negocio con todas estas cosas que en nuestro país pueden parecen
impensables).
Contar con un gran aparcamiento es muestra suficiente |
Por descontado, también se venden los libros y los mangas
nuevos a su precio habitual en las tiendas al comienzo citadas, pero esa es
otra historia.
Estos intermediarios prosperan en muchos otros campos, como
los cromos (otro tema del que hablaré antes o después, entendido como cromos
especializados de fútbol o de personajes de manga, etcétera, que pueden rondar
en las tiendas, de ser raros, hasta los 10000 yenes o incluso más).
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