Todas, o la
inmensa mayoría de las cosas que aparecen en el blog suelen ser extrañas,
novedosas, exóticas, raras, curiosas… para un occidental cualquiera, ya sea de Teruel
o de Torsö
(que cae por Suecia, como los aficionados a Stieg Larsson recordarán por su
célebre y póstuma trilogía, o no, que la memoria no está para estos
menesteres). Ese es el máximo atractivo del mismo.
Ir al supermercado y no saber qué estás comprando, el "arroz" nuestro de cada día
El último mes he centrado los diversos posts en contar algunas de las características de la gastronomía nipona, así como sus platos más reseñables, aunque omitiendo deliberadamente el sushi, ya que es lo que conoce todo hijo de vecino.
La última
entrada, por el momento al menos, sobre comestibles, versa sobre aquellas cosas
que se salen de lo común incluso estando curado de espanto con todo lo que se
cocina aquí, por otra parte, extremadamente delicioso en su inmensa mayoría. Esos
pequeños detalles que te siguen sorprendiendo son los mejores, los más
simpáticos, algo así como ir a un mercado, una especie de lonja y que un
tendero te ofrezca un caramelo y cuando lo vayas a comer, te advierta tu
familia política que el citado no es otra cosa que un trozo de pescado, en
forma de dadito que, aunque nutritivo, no cumple las expectativas previas,
especialmente cuando nuestro cerebro nos pide algo dulce que salga de un
envoltorio como aquel.
“No cojas
caramelos que te ofrezcan los extraños”, me decía mi madre (se le olvidó decir,
“especialmente si te los da un pescadero japonés”)
Y es que esto
es Japón, amigos, maravillosamente raro.
Día a día los
snacks con sabores extraños proliferan en las estanterías de los supermercados
occidentales: patatas fritas con sabor a pollo al ajillo (de ahí al chilindrón
estamos a un conservante/acidulante/potenciador del sabor de diferencia, de
esos que empiezan por E-seguido de un número random y vaya usted a saber si no
es cancerígeno…), barbacoa, receta campesina, vinagreta, queso de cabrales
(cuando me marché no habían sacado las de fabada, aunque estarán a punto si mis
cálculos no fallan)…
Patatas fritas y otros snacks de guisantes, gambas y algas nori..., para todos los gustos
Sin embargo, nada como un viaje por Japón para demostrar que ellos, como siempre, se llevan la palma y nosotros somos tristes segundones en la búsqueda del componente más raruno. Incluso los legos en el mundo asiático sabrán que las algas nori se utilizan frecuentemente y cualquiera que haya ido a un chino a comer/cenar habrá podido degustar el, para mí insulso, pan de gamba. Estos y otros variados y originales ingredientes son ampliamente utilizados por los distribuidores de patatas fritas. Pero siempre llegan más allá y suelen degustar otros “manjares” como tiras secas de calamar o pulpo rehogadas con sake a modo de frutos secos.
No hay como empezar una comida "royendo" un poco de pulpo seco y trasegando sake: totalmente japonés
Y es que las cosas de “secano” les gustan un montón. Suelen añadirle escamas de atún (no las escamas propiamente dichas sino el atún fileteado finamente y secado después) a infinidad de platos (es realmente apreciado, a la altura culinaria de las ralladuras de trufa, aunque algo más barato), otras algas menos populares, pequeños pescaditos y así hasta el hartazgo.
Y por último están
esos indefinibles, aquellos de difícil ingesta, que también los hay, como las
ciruelas japonesas encurtidas o umeboshi, extremadamente saladas y amargas, o
el beni shoga, una variante del jengibre, también encurtido, que se emplea en
el sushi llaado gari, pero para otros platos con un sabor floral intenso, sólo
para expertos.
Ume boshi, beni shoga (abajo de izquierda a derecha) para darle un toque distinto a tus comidas
Las próximas semanas dedicaré los posts a hablar de la cultura nipona actual -algo muy ecléctico-, empezando por uno de sus buques insignia, el Studio Ghibli, visto desde las tripas, ya que tengo previsto visitar el museo que tienen en Tokio en unos días y posteriormente de televisión (que de cultura tiene francamente poco, incluso aquí), arte, espectáculos, etc.
¡Qué os aproveche!